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- Psic. Laura Fernández Torrisi
- Naucalpan, Estado de México, Mexico
- ♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.
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martes, 13 de noviembre de 2012
LOS AGUJEROS NEGROS Y LA PARADOJA DEL VACÍO - Separación de la pareja - Por: Laura Fernández Torrisi
“Ay, mi amor,
sin tí no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin tí mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad...
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha”.
(Joan Manuel Serrat)
¿Por qué en la separación de la pareja es paradójico hablar
de vacío? Simplemente porque cuando alguien falta en nuestra vida, el vacío
está lleno de su recuerdo, lleno de todo lo que teníamos con esa persona, lleno
de todo lo que ya no está.
Cuando volteamos la mirada o estiramos las manos y no hay
nadie al lado, hay un vacío, una sensación de vacío en nuestro ser.
Existe, está, se siente, se toca el vacío en una cama, una
habitación sin la presencia del otro, en estantes fríos y desocupados, en ganchos
desnudos colgando en la mitad del closet. En el refrigerador y la cocina con la
comida que sobra. La imagen y el sentir que las cosas ya no son como eran
antes.
A lo mejor, hacía mucho tiempo que lo sabíamos, o que
vivíamos en una soledad en compañía. Por momentos podíamos haber imaginado que
esto podía pasar, pero es en estos breves instantes de vacío donde se tiene la
conciencia plena de que el otro ya no está.
Aquí comienza la dura labor de aceptación y adaptación a esta
nueva realidad. Donde ya no “somos” dos. Donde ya no somos pareja y debemos
asumirnos con otro nombre: separados. Entonces sentimos el vacío en el corazón,
en el alma, en los labios, la piel y los huesos. Un espacio que todo lo ocupa, paradójicamente un vacío lleno, repleto de recuerdos, voces, sonidos, aromas, fotos, cosas y
lugares comunes que resuenan, hacen presente centímetro a centímetro la gran ausencia.
Todo se llena de ausencia. De un agujero que se abre oscuro en medio del pecho,
del aire que se convierte en eterno suspiro.
Parte de un proceso natural cuando hemos sufrido esta
pérdida, es sentir el doloroso vacío de la ausencia y es parte de ese mismo
proceso aprender a vivir con él.
La sociedad actual nos dice “no llores”, o “un clavo saca a
otro clavo”.
Nos enseña que debemos llenarnos de cosas, diversión,
alcohol, amigos, comida… La realidad es que aunque intentáramos llenarlo, sólo
sería una momentánea ilusión, porque con nada se llena.

Esos hoyos, nacidos de las pérdidas, se vuelven parte de
nuestra historia, nuestra vida e incluso nuestro cuerpo. Y así como aprendimos
a vivir con un cuerpo, con los cambios a través de los años, las transformaciones,
así los vacios se adaptan a nosotros y nosotros a ellos, se quedan ahí, vacíos
a veces inquietos, a veces inmóviles, y en algún momento, podremos encontrarles
un sitio saludablemente renovado, donde su presencia ya no lastime.
Donde puedan estar en armonía con nuestros sentimientos.
Haciendo una analogía entre estos agujeros negros en nuestro
pecho, existenciales y los agujeros negros formados en el espacio celeste,
encontramos, según palabras del
científico británico Stephen W. Hawking, quien ha dedicado buena parte de su
trabajo al estudio de los agujeros negros, (en su libro Historia del Tiempo) él explica cómo, en una estrella que se está colapsando, los conos luminosos que
emite empiezan a curvarse en la superficie de la estrella.
Al hacerse
pequeña, el campo gravitatorio crece y los conos de luz se inclinan cada vez
más, hasta que ya no pueden escapar. La luz se apaga y se vuelve negro.
Según la
NASA, los agujeros negros de masa estelar también se forman cuando dos
estrellas de neutrones que orbitan una alrededor de la otra, se fusionan para
producir una descarga breve de rayos gamma, este es un tremendo estallido de
energía perceptible en todo el universo visible. En cierto sentido, las
descargas de rayos gamma marcan el nacimiento de agujeros negros.
Si caes en un
agujero negro, no tienes salvación. Tú ya sabes que una vez allí dentro, nunca
más podrás salir, pero la situación es aún peor: probablemente, tú o cualquier
persona moriría antes de llegar a un agujero negro.
Si bien
nuestro vacío, al igual que estos agujeros, no se llena con nada, dicen los
científicos que a veces, los agujeros negros son tan luminosos que brillan más
que toda una galaxia.

Con esta
analogía podemos darnos cuenta que nosotros también podemos morir antes de
llegar a este agujero negro, o morir también si permanecemos o nos hundimos en
él.

En una sociedad donde todo parece ser llenable, desechable o reemplazable, no se puede llenar vacíos existenciales con dinero, cosas o nuevas personas. Pero, así como se forman nuevas estrellas, también es posible que renazca lo nuevo desde el fondo de ese oscuro vacío y vuelva a brillar la luz desde el fondo de nuestra alma.
Escrito por: Laura Fernández Torrisi
Etiquetas:PAREJA
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