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Naucalpan, Estado de México, Mexico
♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.

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miércoles, 27 de septiembre de 2017

DESDE EL SÍNTOMA: una mirada integradora. Por: Laura Fernández Torrisi



“La Terapia Gestalt la siento como un arte,
una forma de estar presente,
de estar consciente, y de contagiar al otro desde ahí.
Algo de magia ocurre…”
Fritz Perls

Mi intención de escribir sobre este tema es porque desde hace mucho tiempo me dedico a trabajar en terapia con la salud en general. Y en particular con una enfermedad, poco conocida en su totalidad y cuyos efectos a nivel personal y en la relación con otros pueden ser devastadores. Esta enfermedad se llama Endometriosis. http://sinti-endo.blogspot.mx/2012/08/endometriosis-una-enfermedad-de-la.html. Actualmente, se estima que aproximadamente 176 millones de mujeres  padecen la enfermedad http://endometriosismexico.com/portal2/ y en México aproximadamente 7 millones de mujeres http://www.in-endo.com. Otro de mis motivos es porque yo misma he experimentado como paciente la maravilla de este trabajo en mi persona. Esto completa mi experiencia al vivirlo de ambos lados. Me motiva a querer compartir con colegas terapeutas y con estudiantes la relevancia del trabajo con síntomas desde el modelo gestáltico.
Si se habla de esta enfermedad en particular, endometriosis, es común escuchar una expresión como: me duele “el” abdomen. Una división,  como si no fuera propio (mío) el abdomen. Es diferente decir, me duelo en mi abdomen. Y como esta expresión, muchas más forman parte del lenguaje cotidiano.
Es importante entender que no se posee un cuerpo, se es un cuerpo. Somos nuestro cuerpo, nuestros órganos, nuestras células. A través del cuerpo experimentamos lo que somos, nos sentimos y esto es una experiencia corporal. En el cuerpo lleva impresa toda la experiencia vital desde antes de nacer, durante el nacimiento y por toda la vida. Parte de esta experiencia se recuerda, y parte de ella, la que nos conecta con el dolor y lo desagradable, es negada, olvidada por el consciente, pero no por el cuerpo que la guarda en su estructura y en sus movimientos. Toda nuestra memoria emocional se guarda en el cuerpo, en la forma en la que nos configuramos físicamente (fisiología de segundo orden) en la estructura corporal, en el funcionamiento de nuestros órganos, en la forma en que nos movemos, paramos, etc.
Nos relacionamos por dentro igual a como nos relacionamos fuera. El cuerpo habla a través de las sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos, movimientos y enfermedades. La aceptación y comprensión de esto nos proporciona salud, bienestar y experiencia de totalidad. El rechazo o la prohibición para vivirlo, provoca división interna y malestar. Completarnos como persona es la aceptación del cuerpo que somos. Las emociones son movimiento del cuerpo que indican una dirección, un camino a seguir en cada momento por el organismo, a través de ella podemos saber lo que necesitamos y por tanto completarnos como personas, crecer. El cuerpo siempre nos habla, nos envía mensajes, que la mayoría de las veces no escuchamos o no entendemos. El lenguaje del cuerpo (incluyendo lo no dicho) no miente, su sabiduría es sumamente confiable. El cuerpo nos dice que estamos equivocando el camino, que hay una incongruencia entre lo que hacemos, decimos y pensamos; entre lo que vivimos y lo que verdaderamente necesitamos. Por esta razón es importante el trabajo gestáltico de dialogar con el cuerpo, con el órgano, con el síntoma. Tiene como finalidad, rescatar lo sano del funcionamiento del órgano y corregir creencias neuróticas instaladas, redireccionando el funcionamiento del cuerpo.
Nos invita a no mirar dicotomías, sino a la totalidad de la persona. A no centrarnos en la sintomatología de la enfermedad, sino a confiar en que todo individuo, si está vivo es gracias a sus funciones organísmicas. La manera en la que funciona el organismo, está guiada por las funciones del Self y hay una historia de ajustes creativos y neuróticos que, aun cuando estén en desequilibrio, tienden a la salud, un grado de salud que permite estar vivo.
En este diálogo con un órgano la intención es que la persona pueda conocer, confrontar y aceptar algunos aspectos rechazados del órgano y de esta manera poder suscitar una integración de éstos para encontrar un significado al vivenciarlo. En lo vivencial es donde se produce el cambio por medio del contacto y del darse cuenta.
El síntoma nos informa de que algo falla. Denota un defecto, una falta. La conciencia ha reparado en que, para estar sanos, nos falta algo. Esta carencia se manifiesta en el cuerpo como síntoma. El síntoma es, pues, el aviso de que algo falta. Cuando el individuo comprende la diferencia entre enfermedad y síntoma, su actitud básica y su relación con la enfermedad se modifican rápidamente. Ya no considera el síntoma como su gran enemigo cuya destrucción debe ser su mayor objetivo sino que descubre en él a un aliado que puede ayudarle a encontrar lo que le falta y así vencer la enfermedad”. (Dethlefsen y Dahlke, 1983 p 8)
En este encuentro existencial entre dos personas, es importante destacar la actitud del terapeuta: fenomenológica, sin interpretación, de respeto, igualitaria y abierta a la incertidumbre,  a lo que sucede y a lo que vive la persona. Un objetivo en este diálogo entre la persona y su órgano es que acepte y reconozca la presencia del órgano sano, que se dé cuenta de cómo funciona y para qué está en su cuerpo, que observe qué similitudes y qué diferencias tiene con este órgano, que puede hacer como él y que no; y que nacieron juntos y siempre han sido parte uno del otro, desde el inicio de la vida.
Menciona Spagnuolo que el cuerpo  “es el lugar donde podemos hallar pruebas de que existimos. En el cuerpo manejamos las sensaciones, la excitación que surge a partir de ellas, nuestra tensión, nuestro dolor y placer.” (Spagnuolo, 2017 p 20).
Escuchar al cuerpo, entender su mensaje por medio de este diálogo terapéutico, darse cuenta y hacer las adecuaciones necesarias, los ajustes, las modificaciones de creencias obsoletas, tal vez un cambio en el estilo de vida, en la forma de mirarse y de mirar el cuerpo. Este trabajo puede llevar al bienestar, a la completud, la integración, la totalidad. El cuerpo responde. La Gestalt se completa.
De aquí mi necesidad de dar a conocer parte del trabajo con síntomas desde la Terapia Gestalt. Menciona Adriana Schnake: “Hay dos maneras de conectarnos con los mensajes de nuestro cuerpo. Uno inadvertida y poéticamente con la cual no buscamos y no esperamos nada simplemente nos hundimos en la sensación de la parte de nosotros mismos o de las naturales y dejamos surgir la emoción con un ritmo, un sonido, un color y hasta un aroma. Y la segunda es a través de los diálogos gestálticos y polaridades, donde el otro que necesita ser ayudado”. Schnake: recuperado de http://www.gestaltmedicina.com/pdf/sued/LA_ENFERMEDAD_CARACTER_DIALOGOS_GESTALTICOS_VII.pdf).
Para cerrar este tema, quiero compartir unas palabras de Dethlefsen y  Dahlke
“Un síntoma es una señal que atrae atención, interés y energía y, por lo tanto, impide la vida normal. Un síntoma nos reclama atención, lo queramos o no. Esta interrupción que nos parece llegar de fuera nos produce una molestia y desde ese momento no tenemos más que un objetivo: eliminar la molestia. El ser humano no quiere ser molestado, y ello hace que empiece la lucha contra el síntoma. La lucha exige atención y dedicación: el síntoma siempre consigue que estemos pendientes de él”. (Dethlefsen y Dahlke, 1983 p 6-7)
Y otras de la Dra. Adriana Schnake (2001):
“Si mantuviéramos un diálogo con cada uno de los órganos, sistemas, tejidos y secreciones, hallaríamos toda la sabiduría que la humanidad puede anhelar” “se requiere total respeto de cómo es el otro, quitarle a los síntomas y a la enfermedad el carácter de enemigos”
Referencias
Dethlefsen, T y Dahlke, R (1983). La enfermedad como camino. México: Debolsillo
Schnake, A. (2001). La voz del síntoma. Chile: Cuatro vientos
Spagnuolo, M (2017). El cuerpo como un “vehículo”de nuestro ser en el mundo. Revista Figura Fondo. Número 41, p 20
Simposio “Cuerpo y Psicoterapia” Título ponencia: LA ENFERMEDAD Y EL CARÁCTER: DIÁLOGOS GESTÁLTICOS CON EL CUERPO Autores: Nelson Caracó (Uruguay), Adriana Hosner (Uruguay) y Juan Antonio Varela Raby (Chile),

martes, 1 de marzo de 2016

El sentido del dolor y el camino a mi libertad - Testimonio: Ofelia Gudiño



Quiero hacer una breve introducción al testimonio regalado por Ofelia. En primer lugar porque la conozco, la aprecio y tuve el honor de acompañarla en el camino previo a este proceso (¡cómo olvidar el frasco de mermelada!...)
Y en segundo lugar porque este tema nos ocupa el día de hoy a psicólogos y abogados, cada vez son más los matrimonios que deciden no vivir juntos, y generalmente no se hace de la mejor.manera, y los afectados, casi siempre son los niños o el que menos posibilidades económicas tiene. En otro artículo escribiré sobre este tema, ahora no quiero robarle espacio a esta valiosa parte de tu vida querida Ofe, lo recibo con amor y en mi corazón, y tal como te lo prometí: lo hago público. Gracias de verdad por tu confianza y tu valor.
Me quedo con una agradable sensación al leer cómo has movilizado tu energía y cómo el sentido que antes no estaba, logró instalarse en tu vida.

Espero que sea útil para quien esté pasando por este proceso, y ojalá puedan apoyarse con un proceso terapéutico. Laura.

Les dejo las valiosas palabras de Ofelia:

“Los hijos nunca son responsables de tu divorcio y mucho menos culpables. Nada hicieron que pudiera afectar tu decisión o la de tu pareja.
Mucho tiempo paso antes de que yo pudiera enfrentar este largo proceso. Mucho tiempo en el que pude elaborar un largo duelo aún dentro del matrimonio. Quien toma la iniciativa ya lleva consigo un proceso caminado, ya ha pasado largas noches en vela sopesando los pros y contras de la situación, para siempre llegar al mismo punto: y mis hijos? Que si son pequeños hará falta su padre,(después descubrí que no es la imagen paterna sino la masculina o viceversa), que si en la adolescencia “etapa difícil” cómo los voy a controlar! Nunca es buen tiempo.
Cuando me di cuenta de que tras dos intentos u oportunidades de reintentarlo no quedaba vuelta atrás, mis hijos comenzaban la adolescencia, fue una gran sorpresa y un grande impulso el que aún ellos me ayudaron a tomar la decisión final.

Pasé mucho tiempo pensando en cómo los había “orillado” yo a ser parte de ese cambio, no quise hacerlos responsables de ello. Me sentí culpable: por haber “escogido” mal (introyecto familiar), por no haberles dado una infancia de ensueño (era mi obligación no? Introyecto familiar), aún más allá: no les heredaría nada (moralmente estaba frita y condenada por no heredarles, esto me lo dijo una hermana). En todo este mar de confusión, la única persona que me apoyó  fue mi papá, el costo fue mi libertad, ahora lo veo han pasado ya 3 años de su muerte y apenas soy libre por primera vez en mi vida. Sin mi papá jamás lo hubiera logrado.

Nunca me he arrepentido de mi decisión, mis hijos terminaron de crecer tal y cómo yo planee, me di completamente a la tarea de transmitir los valores que yo decidí, sacudí lo que no quería en ellos. Empecé por decirles que una familia siempre lo es, lo que sucede al separarse es un mero “tecnisismo” papá y mamá no viven en la misma casa pero siempre habrá una mamá, un papá y un hijo. Intenté la mayor de las veces no criticarlo, no sembrar odio en ellos hacia su padre. Dejé al tiempo la verdad, llegaría el momento en que cada uno podría acomodar en su interior al padre que necesitaba, al que había vivido. El estuvo muy largas temporadas ausente, culpándolos.

Hubo maltrato, a decir verdad aún es inverosímil tantos años de miedo y dolor. Violencia económica, psicológica, física, de género. Maltrato que estuvo muchas veces cargado de ironía, de burla frente a los niños. Denigrante. Fui un escudo intentando que no fueran mis hijos quienes sufrieran, pero tampoco oculté la verdad, fueron testigos de muchos duros momentos. Hubo miedo, impotencia y dolor. Mis hijos ya adultos, hoy dicen que ambos hablamos mal del otro, es cierto, yo recuerdo que me ridiculizó siempre frente a ellos. También les he pedido perdón, mil veces, hice lo que podía hacer en ese momento, prioricé lo mejor para ellos aún con una mente cegada por el miedo. No me justifico simplemente les he dicho: así fue, así sucedió para mí. Lo que nunca me ha quedado duda es que si los alejé fue por su seguridad en gran parte.

El decía que era mi obligación “hacer que sus hijos lo amaran y respetaran”, como si el respeto y el amor fueran un deber!!y aprendido además.
Hubo un juicio, un año y medio en tribunales, mis hijos declarando, en estudios psicológicos, un juez que no entendía nada. El abogado, yo también. Estudios “psicológicos” para todos. Él me acusaba de deprimida y el deprimido fue él en estos estudios. Yo era la fuerte, la dura en la percepción de mis hijos,” mala madre!!” dijo él, cómo no era yo la imagen fuerte si yo los mantenía, decidía, educaba?...al final, no fui merecedora de una sentencia de divorcio legal…yo hacía muchos años que emocionalmente ya lo había sentenciado. El papel? Cuando comprendí que de nada iba a servir puesto que nada hay, nada dio a sus hijos, quedé en paz.

Yo me fui, dejé la casa en que vivíamos puesta, perfecta. Todo se quedó ahí y también las historias de horror que ahí se gestaron. A veces el dulce néctar del olvido me acompaña, a veces algo dispara mis recuerdos. No quiero llenar de dolor mi vida, por eso olvido. Pasaron años antes de sugerirme siquiera la idea del perdón, antes tuve que entender, digerir y sanar algunas cuantas miles de cosas en mi vida personal apoyada en psicoterapia, estudiando mucho, sobreviviendo.

Y la vida te pone las cosas para culminar el aprendizaje que toca: dos de mis hijos se fueron a vivir con él, cada uno con motivos diferentes  y cada uno ha podido resignificar la relación con  su papá. Ahora me dicen que les gusta ver cómo puedo hablar por teléfono o verlo sin que discutamos o sin que yo muera de miedo. Yo nunca me di cuenta de que les era tan importante. Tampoco soy ahora controladora, respeto su decisión, los eduqué en libertad para tomar sus determinaciones, los amo y lo saben…de vez en cuando su papá me habla para darme quejas como “tu hija no arregla su recámara, son cosas de mujeres que tú debes arreglar.”... hace algunos años el hígado se me hubiera hecho paté de la rabia. Hoy simplemente me río, doy gracias por recordarme las infinitas razones por las que me fui, y sigo adelante…jamás regañaría a mi hija a control remoto por algo que no me afecta  y que en relación a ella no me es trascendente. Mi otra hija mantiene una relación muy lejana con su padre, francamente él solo tiene expectativas hacia ella, nunca escucha lo que ella logra, sus sueños...ni siquiera la ve. Y  ella, ahora adulto, entiende que el problema es de él, y que quien pierde con su actitud es él.

Sencillamente, me siento una buena madre, satisfecha por el deber cumplido de haber criado tres hermosísimos seres humanos, amorosos hijos … pese a su padre y pese a mis propias debilidades. Educar es sacar lo mejor de una persona, sacar de dentro, lo que ya se trae y sin duda lo logré. Hoy mi vida es muy diferente, libertad y paz, no sabría qué hacer sin ellos!! Y claro, sin las tres estrellas que rodean mi vida y que dieron tanto sentido a pesar del dolor”.
Ofelia Gudiño


Publicado por Laura Fernández Torrisi
jueves, 25 de febrero de 2016

MIEDO AL COMPROMISO - POR: JORGE BUCAY

* Jorge Bucay - Médico psiquiatra - Escritor - Psicoterapeuta Gestalt



“No te prometo nada, sino que una vez más te elijo a vos,para estar, para compartir tus cosas y también las mías,para construir juntos, si así lo decidimos, porque simplementedesde el amor y por amor estoy comprometido con vos”¿Los hombres hablan del “no compromiso”?El compromiso no depende de lo que “puedo hacer” sino hasta donde voy a involucrarme yo en esta historia, en esta relación que estoy sosteniendo con el otro.El compromiso no tiene que ver con la posibilidad de cumplir con lo que me comprometo sino con mi Actitud hacia aquello con lo que me comprometo.Partimos del hecho de que si uno de los dos no quiere tener un compromiso entonces “los dos no pueden” y la pareja no se consolida.“Si no te queres comprometer yo si puedo comprometerme conmigo mismo, comprometerme con lo que quiero y siento, pero no puedo comprometerme con vos”. Para que haya un compromiso se necesita de dos porque el proyecto es de a dos.“Y si no queres comprometerte, está bien, pero entonces no conmigo”,Es decir, no puedo ser cómplice de tu elección de “ no compromiso” si tu elección a mi me daña y me deja en un lugar que no me gusta.Suele aparecer el miedo a comprometerse en aquellas cosas que producen cambios. Porque comprometerse significa abandonar algo para elegir otra cosa y eso implica cambios en nuestra vida. Y el “no compromiso” es: el no estoy dispuesto a dejar mis intereses personales para abocarme a otra cosa.La vida es mas o menos asi: Tanto pones, tanto sacas y si pones poco, sacás poco. Cuanto más pones en la vida, más sacas de la vida.Si queres vivir una vida chata y opaca es muy simple… no te comprometas, pero tampoco exijas ni esperes que la vida te de cosas y a su vez te sorprenda, no esperes poder disfrutarla ni vivirla en plenitud, porque para vivirla tenes que “estar ahí” y para estar ahí, tenes que comprometerte desde adentro.Hay muchas personas que temen comprometerse por miedo a no poder cumplir en el mañana con lo que prometió hoy.…Comprometerse no tiene nada que ver con cumplir aquello que uno dijo sino con la actitud de uno. Por eso la diferencia entre comprometerse y prometer;“ No sería bueno que elabores una pareja desde prometer cosas, sino estar comprometidamente desde el alma y con tu vida con la otra persona”.Lo difícil no es dejar de prometer cosas sino el hecho de no poder comprometerse desde adentro, en ese momento, con el otro.Si uno cree que tiene que cumplir con lo que se comprometió aunque en realidad haya cambiado de idea, si uno cree que no puede decir “ mirá esto que nos pasaba a vos y a mi, a mi ya no me pasa, yo he cambiado de idea”.Si uno no puede aprender a salir de una cosa asi entonces no se compromete nunca hasta que no esté absolutamente seguro de todo y la seguridad en todo no existe.Cuando hablamos de decisiones podemos distinguir entre: decisiones definitivas, las permanentes y las decisiones postergadas.“ No tomar decisiones es una forma de no comprometerse por lo cual no existe un compromiso interno con el otro”.Postergar una decisión es muchas veces postergar un compromiso y cuando es permanente también es una falta de compromiso.Una decisión es permanente cuando digo: “Esto es asi y es asi para siempre” y esto es desconocer que yo cambio, vos cambias, la realidad cambia.Una decisión es definitiva cuando decido ponerle “fin” a una situación. Es decir;“A menos que la situación cambie esta es mi decisión, mientras todo siga como está, esta es mi decisión y cuando cambie yo te voy a avisar y te lo voy a decir porque vos sos participe de esto, y porque estás a mi lado”.Muchas personas creen que tomar un compromiso con otra es estar “obligado/a”.Nadie está obligado a nada, si tengo la obligación de respirar por ejemplo.“No estoy obligado a muchas cosas pero si comprometido con otras”.…Lo que importa cuando uno busca que el otro se comprometa no es querer arrancarle una promesa que después el otro no va a poder cumplir, sino ver el modo de encajar tu proyecto personal de vida y el mío, de entender y hablar sobre cual es tu proyecto y cual es el mío.Y si tu proyecto de vida no encaja con el del otro¿porqué insistir con alguien que no quiere comprometerse?.“ Si yo estoy con alguien que quiero mucho pero no lo siento comprometido desde adentro, más que preguntarme el por qué no quiere comprometerse me preguntaría ¿que hago yo acá? Que lugar ocupo en esta relación? ““ No estar sola/o no es una buena razón para estar con alguien”.…La razón para querer que alguien se comprometa conmigo es el AMOR, es la elección compartida de un “proyecto en común”, no es el llenar un vacío que dejó alguien o algo en mi vida.A veces creo que el miedo al compromiso es el miedo a no poder decir:“ Mi proyecto no es este, mi proyecto no te incluye o mi proyecto no te incluye todavía”Y será cuestión de poder hablar de esta historia y no de escaparse del tema o tal vez hablar un poquito nada más del tema para no llegar a comprometerse.…Finalmente , COMPROMISO tiene que ver con RESPONSABILIDAD, es decir;responder por lo que decido. NO significa estar obligado a nada, no significa mantener esta decisión infinitamente, significa ir chequeando cada día quién soy a través de lo que decido y de lo que elijo.“Hay personas que les gusta pensar que han sido elegidas una vez y para toda la vida, y hay otras que preferimos despertarnos a cada mañana y confirmar; que esta mañana, también he sido elegido Una Vez Más, por la persona que amo”.


Autor: JORGE BUCAY
martes, 21 de abril de 2015

¿DÓNDE TE PARAS EN LA VIDA? – Por Laura Fernández Torrisi




No conozco un valor mayor que el necesario para mirar dentro de uno mismo. 
(OSHO)
Dedicado a: Ana Laura Alemán 

A partir de la lectura de lo escrito por el Dr. Berne, y de apuntes de clases y cursos de Psicología y Gestalt, complementar para hablar de sentimientos y emociones, de nuestra vida emocional y el cómo afecta también nuestra salud, me parece importante, trataré de explicar cómo sentimos y cómo aprendemos a sentir. De tratar de darnos cuenta desde dónde escribimos el guion que protagonizamos. 
Todos sabemos que tenemos un cuerpo físico, nuestro cuerpo, pero a veces no le damos importancia a nuestro cuerpo emocional. No conocemos nuestras emociones, cómo sentimos y para qué sentimos. Por eso, mi intención es tocar tus sentimientos, para que conozcas y acaricies también ese cuerpo emocional. 
¿Por qué acariciarlo? Porque ese cuerpo también se lastima, tiene heridas que se van formando en nuestra infancia, hasta los 7 o 9 años, esto es muy importante porque marca nuestra manera de ser y estar en el mundo. 
Estas se llaman heridas primarias, pueden ser: abandono, humillación, rechazo, vergüenza, injusticia. 

Vamos desde ahí escribiendo nuestra historia, nuestro guion a representar, como si nuestra vida fuera una película y nosotros los protagonistas. Nadie puede escribirla ni representarla, sólo nosotros. 
En la niñez intervienen directamente en la formación de nuestro autoconcepto las personas que nos educan, los padres. En la edad adulta, nos toca a nosotros conocernos y seguir escribiendo la historia como nosotros queremos. Puede ser culpando a otros o encargándonos, responsabilizándonos de nuestra vida. Entonces, ¿cómo se va escribiendo la historia emocional, el guion que interpretamos?. 

Nosotros tenemos cinco emociones básicas (de estas derivan todas las demás), conocidas como MATEA:
  • Miedo 
  • Afecto 
  • Tristeza 
  • Enojo 
  • Alegría 
Cuando yo aprendo por mi historia a tapar alguna de estas emociones y básicas y a exagerar otras, por ejemplo, si una situación vivida en la infancia me hizo sentir mucho miedo, voy a decir: “yo no quiero volver a sentir eso nunca, y voy a aprender que no es bueno sentir miedo, y a lo mejor, voy a exagerar mi enojo”. Y cada vez que sienta miedo, me voy a enojar. 

Vamos poniendo una emoción como escudo. Y así lo vamos aprendiendo y así lo hacemos con todos los sentimientos. Por eso es muy común sobre todo en las mujeres que cuando están deprimidas o sienten mucha tristeza, atrás de esta tristeza haya un enojo muy grande (de años a veces) porque aprendieron a tapar su enojo, no se les permitió o no pudieron hacerlo. 

Es importante saber que cada sentimiento tiene una función y una necesidad 

En el miedo, la función es la protección, protegernos de algo, si yo tapo ese miedo, tampoco me protejo. Hay una necesidad de protección. 
En el afecto la función es el contacto, hay una necesidad de cercanía de papacho. Si yo lo tapo por ejemplo con tristeza o enojo, acabo haciendo lo contrario de mi necesidad, me alejo y alejo a la gente que quiero. 

La tristeza, la tristeza a veces no nos gusta sentirla, no queremos sentirla y es un sentimiento maravilloso, su función es el desapego y la necesidad es despedirse de algo o de alguien. Es el sentimiento que nos permite cerrar ciclos, soltar, dejar ir. Y si no nos damos la oportunidad de sentirla, no hacemos este proceso de despedida, a través del duelo. 

El enojo, su función es marcar los límites. Hay una necesidad de decir: ya basta, de tomar distancia, de poner una barrera. Y a veces nos autoenojamos: nos enojamos con nosotros mismos por permitir, por no poner esos límites y también tiene que ver este autoenojo con ese juez, con esos padres internos que nos dicen que vemos hacer las cosas y con el perfeccionismo. Si me exijo a mí mismo y no sale como quiero, me culpo, me castigo, me enojo. 

Y en la alegría, la función es la satisfacción, la alegría la necesidad es de expansión, de ir hacia lo que quiero, de buscar cosas nuevas, enriquecerme, disfrutar la vida. Las personas que tapan su alegría no se dan a sí mismos, no se satisfacen y no disfrutan. 

Así vamos formando nuestro cuerpo emocional, así aprendemos a sentir y así vamos por la vida con nuestros escudos y nuestras cosas que nos amarran y no nos dejan seguir adelante. 
También tenemos cuatro posturas existenciales, cuatro formas de estar en el mundo (según el análisis transaccional) y son, y no sólo debemos revisarlas en nosotros, sino en nuestros padres, igual que la forma de sentir, también esto se aprende de los padres. 

Según Erik Berne, Psiquiatra Canadiense, creador del Análisis Existencial; toda persona humana tiene una gama de creencias y sentimientos sobre sí mismo, sobre los demás y sobre el mundo. El origen de estos conceptos se enraíza en la infancia: 

1- En la calidad de la interacción que la persona mantuvo. 
2- En la cantidad y cantidad y características de las "caricias" que recibió 
3- Y en los contenidos de los "modelos de comportamiento" con los que anduvo en contacto que catalizaron su necesidad de identificación. 

Damos el nombre de posición existencial al conjunto de conceptos y sentimientos que mantenemos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo. Así, la posición existencial está intrínsecamente unida a nuestra identidad, a los valores que practicamos, la percepción y predisposición actitudinal que tenemos frente a los demás y, en general, como su propio nombre indica, la posición existencial es una forma de situarnos frente al mundo. 

Dice Berne, que generalmente esas primeras escenas son entre el niño y la madre con pocas interferencias externas y van a estar determinadas por detalles tales como y frases como estas:  "todavía no es la hora", "siempre que tú quieras", "siempre que yo tenga ganas", "apúrate que...", "como hagas esto te...", "que niño tan inquieto", "nunca tienes bastante,", "eres lento…", "que se tome el tiempo que quiera", "¿verdad que es un niño maravilloso?". El arrullo, el cuidado, el golpe, los gritos, la dulzura, la protección, etc. 

En otros lugares y en otros momentos se irán dando diferentes situaciones que podrán expresarse de formas similares, por ejemplo, cuando el niño aprende a caminar: "si, y que te caigas", "mamá te llevará", "¡Mira, que ya es un hombre!", "mira que piernezotas", "parece débil con esas piernitas", "fulanito caminó más rápido", "es torpe", "déjame a mí, yo te llevo", “no vas a poder”, “puedes sólo”, “alcanza lo que quieras”, “¡eres muy veloz!”, etc. 

A la hora de ir al baño: "ahora es cuando tienes que hacer", "cuando estés preparado", "mientras la mamá fuma y espera", "si no haces ahora te daré…", "si no haces te vas a enfermar", "déjalo que lo haga a su tiempo", "eso es ser un buen niño", "¡¡e-e-eeso es ser un buen niño!!" 

También ocurren con frecuencia este otro tipo de situaciones: "tú inténtalo", "¡haré que lo haga!", "lo estás molestando", "¿y tú porqué no puedes?”... “Siempre es lo mismo contigo” “me desesperas”, “¿Por qué no eres como tu hermano?” 

Posiciones Existenciales

· La primera: Yo estoy bien y los demás están mal. Aquí son personas que descalifican a los demás. 

Equivale a decir: "Yo soy un príncipe, tú eres una rana". Es una posición "arrogante" de personas que miran despreciativamente a los demás, se enfadan, inician cruzadas y a veces guerras y se sientan en grupos para encontrar faltas o defectos en sus inferiores o enemigos reales o imaginarios. Se llama también paranoide por su semejanza con los enfermos paranoicos que actúan con desconfianza, rencor, sintiéndose perseguidos, que rumian venganzas. 

En su infancia puede ser que oyera muchas veces críticas, descalificaciones plenas, malos tratos, amenazas terroríficas, etc. Cada experiencia traumática le sumía en la más profunda angustia y desesperanza, decidió entonces identificarse con el agresor. Cuando un niño es maltratado en la niñez, se refugia en algún rincón y decide, después de alguna paliza o escarnio: "Algún día me vengaré ..." y esto le mantiene vivo. Generalmente tiene un modelo de la misma posición, del mismo sexo. 

Las personas en esta posición no tienen autocrítica, piensan que siempre tienen la razón y que la culpa es de los demás. Tienden a ser dominantes, sojuzgar y pelear, o bien, librarse de la gente, frecuentemente, para terminar solo cuando ya no hay nadie que les aguante. 
Son poco comunicativos, serios, reservados, altivos y desconfiados. Cuando protege a alguien lo hace paternalísticamente. Si hace chistes, no sabe prescindir del sarcasmo; es crítico y malicioso. 

Sus lemas son: "hay que deshacerse de..., o quitarse el problema de ..." Yo valgo y soy el único. Por eso estas personas no reciben caricias de los demás, ni positivas ni negativas. En cambio, si dan caricias negativas, tanto condicionales como incondicionales, pudiendo llegar a ser crueles. 

Estas personas nunca se sienten derrotadas y siempre piensan que son superiores a los demás, indispensables y con derecho a despreciar y descalificar 

· La segunda: Yo estoy mal, los demás están bien: Depresión 


Al contrario que la anterior, la persona de esta posición tiende a ver en sí mismo solo los aspectos negativos: se sienten incapaces, inferiores, impotentes frente a los otros, vacíos, dignos de compasión, sin ningún valor. 

El origen de esta posición está en una actitud sobreprotectora que les privó de toda confianza en sí mismo. Una criatura nace biológicamente inferior a los mayores hasta que va adquiriendo las estructuras físicas y mentales con el desarrollo. Es, la posición natural con la que nacemos, dada la indefensión de los primeros años de vida y que poco a poco se va transformando, cuando el desarrollo es adecuado, a través de sus propios logros, etc. aspecto que en estas personas estuvo vedado por tener unos mayores demasiado melindrosos ante los riesgos y peligros, reales o imaginarios, de forma que van actuando en lugar del niño, restringiendo su capacidad y sus posibilidades de lograrlo por si mismos y suplantando su capacidad, decidiendo por él, invadiéndolo constantemente y atrofiando el sentimiento de autovalía del niño al que se desea proteger. 

Va sacando la conclusión de que estará bien y será protegido, acariciado, amparado ..., mientras se muestre inferior, incapaz, desvalido e inútil ante los demás. 
Por eso, siempre están dispuestos a cargar con las descalificaciones y desprecios, burlas y risas. Prefieren no hacer, seguir pasivos, no correr riesgos, obedecen y se esfuerzan por complacer ... ¡que remedio!... cometiendo infinidad de torpezas y errores. 
La persecución o sobreprotección en frases tales como: "inútil ..., no sirves para nada ..., otra vez te equivocaste ..., eres un desastre ..., como tu abuelo, déjame a mi ..., anda, anda, ya lo haré yo..., le hacen sucumbir e internalizarlas de forma que ya se lo dice a si mismo: "soy inferior, soy tonto, soy fea, no me merezco que me quieran, a quien voy a gustar, quién me puede querer”… 

De todo esto van sacando su lema de "escaparse de... o huir de..." no tomando decisiones o haciéndolo con excesiva cuidado porque les da miedo decidir y, a la más mínima, cambian la decisión. Su función en la vida piensan que es la de servir a los demás, ser complacientes y agradar, siempre agradar, obedecer y nunca reivindicar o reclamar derechos ¿Qué derechos? solo tienen derecho a hacer favores. 

· La tercera: Yo estoy mal y los demás están mal 


Es la posición de "futilidad", la de los ¿por qué no?: "¿Por qué no suicidarse..., o volverse loco?. Tiene tendencia a abandonar toda esperanza, no creer en sí mismos, en nada ni en nadie. 

En momentos de desesperación, cualquier persona puede pasar por esta posición. Pero si es básica, adoptada por una persona en su trágica infancia de abandonos, muertes, miserias, persecuciones, etc. el fin más probable es el de cárcel, manicomio, hospital o la calle. 

La persona de esta posición "yo estoy mal, tú estás mal" está aislada, indiferente, apática, es como si fuese culpable de haber nacido; consecuentemente "nada vale la pena" para ellos. 

Desde ellos se desprende angustia existencial, autodestrucción, desaliento, menosprecio de todo. Su lema es "no ir a ningún lado", todo da igual. Ni arriesga, ni está dispuesto al cambio y si lucha por algo lo hace para demostrar que nada vale la pena porque todo está mal. 

Frases típicas pueden ser: "la vida es una porquería... no creo en nada... ¿para qué?... me voy a matar, ja, ja,... si no consigo... me pego un tiro y se acabó el problema... ¿a quien le voy a importar?". Etc. 

Es la posición del suicida pero también del homicida, es capaz de morir matando. 

· La cuarta: Yo estoy bien y Tú estás bien. 


En el extremo puede ser todo color de rosa. La persona llega a una excitación eufórica con una actividad extraordinaria, se ríe, tira el dinero, realiza negocios, a penas duerme, todo es actividad, no para. Y sin llegar a ese extremo, es posible que una persona se instale en un idealismo ajeno a la realidad, tomando decisiones irracionales sin evaluar las consecuencias posiblemente adversas. 

Las personas en las que predomina esta posición suelen correr riesgos innecesarios, ven solo el lado positivo de las cosas y de las personas, confían indiscriminadamente, reciben siempre las caricias positivas pero rechazan las negativas aunque sean ciertas. Son dados a la fantasía a espaldas de la realidad. Se manifiestan chistosos y dicharacheros con el gusto por hacer reír y divertir omitiendo el lado oscuro de la realidad. 

Con ese optimismo inconsciente la persona trata de evitar la sistematicidad, la responsabilidad que entraña la vida y los compromisos que van contrayéndose. Va zafándose de la disciplina del esfuerzo y de lo desagradables que es también propio de la vida. 

Suele ser la posición de personas que en su infancia recibieron muchas caricias, tanto adecuadas como inadecuadas, trasladándole un mensaje de "todo va bien, aquí no pasa nada, la vida es de color de rosa". 

Frases típicas de las personas instaladas en esta posición son:  "todo va bien... estamos de suerte... es fantástico... no te preocupes, déjame a mí..." 
Sus sentimientos más frecuentes son de optimismo ingenuo (como niños), falsa alegría, entusiasmo aparente y hueco, excitación impropia. 
Conductas típicas de la posición cuando se lleva al extremo: 
Hacer desmedidas inversiones en negocios. Seleccionar personal en instantes sin referencias, etc. Conocer a una pareja y casarse en semanas. No dar importancia a síntomas de enfermedad grave ("No es nada, ya se me pasará"). 

Y luego tenemos: 

  • Postura Realista o ideal 
Que en otro modo de expresión puede traducirse en "Yo estoy más o menos bien, Tu estás más o menos bien" o, de otro modo, "Yo estoy básicamente bien, Tu estás básicamente bien". 

Es la posición adecuada desde la que la persona contempla la realidad integrando los aspectos positivos y negativos que todos poseemos, pero a la vez, manteniendo la autoestima y el respeto por sí mismo con una actitud autocrítica adulta, ubicándonos en el justo valor, viéndonos como somos y sintiéndonos bien con ello, sin hipotecarnos en la idea de ser perfectos, o geniales, o bellísimos, o ricos, etc. 

De acuerdo con los postulados esenciales en la psicología humanista, la "esencia" de uno mismo está bien, luego pueden haber conductas que sean más exitosas y otras no tanto, pero esto forma ya parte de una capa más superficial, externa, fuera de la innata condición humana de valor y dignidad. 

Berne dice "todos los seres humanos nacen bien ... Príncipes o princesas ... pero a algunos los padres les transforman en sapos". 
En principio cada bebé nace potencialmente feliz, pero él no tiene conciencia de ello, necesita que le traten de acuerdo a ello para ir integrando esa idea en su propia decisión. Para ello necesita recibir caricias incondicionales y condicionales adecuadas, abrigo, alimentación,... y, en definitiva, un trato que responda a sus necesidades de crecimiento. Entonces se irá sintiendo querido, satisfecho, feliz, seguro de sí mismo. También a veces tendrá que soportar pequeñas frustraciones, cometer errores, percibir sus limitaciones, esto le ayudará a verse a sí mismo con realismo. 

La persona ubicada en una posición realista mostrará las siguientes características:
  • Cree en sus valores y principios y está dispuesto a defenderlos aún con la opinión contraria del grupo. Sin embargo, si la experiencia o evidencia aconseja un cambio, se siente suficientemente seguro para cambiar sus criterios. 
  • Actúa según sus propias convicciones aún a riesgo de equivocarse. Cuando ello ocurre lo acepta y aprende de sus errores, pero sin sentir humillación. 
  • En el momento y situación en que se encuentre trabaja cooperando con los demás. 
  • Confía en sí mismo y en su capacidad y habilidad al enfrentarse a nuevos problemas, independientemente de aciertos o fracasos anteriores. 
  • Se siente a la vez equiparable y diferente a los otros, ni superior ni inferior, pero viendo sus diferentes características, habilidades, etc. 
  • Acepta y da caricias sinceras y adecuadas. 
  • Muestra resistencia a ser dominado por los demás. 
  • Acepta sus impulsos, deseos y sentimientos y es capaz de reconocerlos y admitirlos ante los demás. 
  • Disfruta con una extensa variedad de situaciones y actividades: lectura, arte, viajes, espectáculos, amigos, deporte, trabajo, ... 
  • Asumen las consecuencias lógicas de cada situación (favorable o no)
  • Es comprensivo con los demás y capaz de empatizar con ellos, comprende sus necesidades y se solidariza ante las peticiones de ayuda. 
  • Respeta las creencias, actitudes, costumbres, religiones, principios políticos, etc. de los demás. 
  • Si lo considera oportuno y adecuado puede ejercer el liderazgo, pero no siente la necesidad de ejercer influencia. 
  • Manifiesta un tono adecuado tanto en la expresión de sus ideas como de sus sentimientos. 
  • Hace críticas de la realidad utilizando la creatividad propia de forma cooperativa. 
  • Su lema es algo así como "progresar con..." o "podemos seguir cooperando..." 
Es importante saber que estas posiciones existenciales son universales entre todo el género humano, porque toda persona nace de una madre que luego lo amamanta (o le da biberón) y allí recibe una serie de mensajes que luego refuerza a medida que adquiere su educación, sea esta en una gran ciudad, en una aldea, en un barrio bajo o en la selva. 

Cada persona es el producto de miles o millones de momentos diferentes, con distintos estados de ánimo y cientos de aventuras. Esto hace que cada persona tenga un sinfín de complejidades e, incluso, aparentes contradicciones; pero, a pesar de ello, generalmente puede detectarse una posición básica, bajo la cual la persona siente que pisa tierra firme y por ello va a ser tan reacia para abandonarla como si tuviera que abandonar los cimientos de su casa. 

Bibliografía
Berne, E. (1986) – Juegos en que participamos. Ed Diana. México


Por: Laura Fernández Torrisi
lunes, 22 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO PARA TODOS!!!




Feliz año 2015 para todos y un especial deseo en el que espero unamos nuestros pensamientos y corazones. 
Lo mejor para México en este momento tan difícil por todo lo vivido en este 2014.
Por la justicia, la paz, la honestidad y por los ausentes,
 que siempre estarán presentes en la historia mientras no los olvidemos.
FELIZ AÑO NUEVO
Laura Fernández Torrisi