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Naucalpan, Estado de México, Mexico
♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.

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martes, 21 de abril de 2015

¿DÓNDE TE PARAS EN LA VIDA? – Por Laura Fernández Torrisi




No conozco un valor mayor que el necesario para mirar dentro de uno mismo. 
(OSHO)
Dedicado a: Ana Laura Alemán 

A partir de la lectura de lo escrito por el Dr. Berne, y de apuntes de clases y cursos de Psicología y Gestalt, complementar para hablar de sentimientos y emociones, de nuestra vida emocional y el cómo afecta también nuestra salud, me parece importante, trataré de explicar cómo sentimos y cómo aprendemos a sentir. De tratar de darnos cuenta desde dónde escribimos el guion que protagonizamos. 
Todos sabemos que tenemos un cuerpo físico, nuestro cuerpo, pero a veces no le damos importancia a nuestro cuerpo emocional. No conocemos nuestras emociones, cómo sentimos y para qué sentimos. Por eso, mi intención es tocar tus sentimientos, para que conozcas y acaricies también ese cuerpo emocional. 
¿Por qué acariciarlo? Porque ese cuerpo también se lastima, tiene heridas que se van formando en nuestra infancia, hasta los 7 o 9 años, esto es muy importante porque marca nuestra manera de ser y estar en el mundo. 
Estas se llaman heridas primarias, pueden ser: abandono, humillación, rechazo, vergüenza, injusticia. 

Vamos desde ahí escribiendo nuestra historia, nuestro guion a representar, como si nuestra vida fuera una película y nosotros los protagonistas. Nadie puede escribirla ni representarla, sólo nosotros. 
En la niñez intervienen directamente en la formación de nuestro autoconcepto las personas que nos educan, los padres. En la edad adulta, nos toca a nosotros conocernos y seguir escribiendo la historia como nosotros queremos. Puede ser culpando a otros o encargándonos, responsabilizándonos de nuestra vida. Entonces, ¿cómo se va escribiendo la historia emocional, el guion que interpretamos?. 

Nosotros tenemos cinco emociones básicas (de estas derivan todas las demás), conocidas como MATEA:
  • Miedo 
  • Afecto 
  • Tristeza 
  • Enojo 
  • Alegría 
Cuando yo aprendo por mi historia a tapar alguna de estas emociones y básicas y a exagerar otras, por ejemplo, si una situación vivida en la infancia me hizo sentir mucho miedo, voy a decir: “yo no quiero volver a sentir eso nunca, y voy a aprender que no es bueno sentir miedo, y a lo mejor, voy a exagerar mi enojo”. Y cada vez que sienta miedo, me voy a enojar. 

Vamos poniendo una emoción como escudo. Y así lo vamos aprendiendo y así lo hacemos con todos los sentimientos. Por eso es muy común sobre todo en las mujeres que cuando están deprimidas o sienten mucha tristeza, atrás de esta tristeza haya un enojo muy grande (de años a veces) porque aprendieron a tapar su enojo, no se les permitió o no pudieron hacerlo. 

Es importante saber que cada sentimiento tiene una función y una necesidad 

En el miedo, la función es la protección, protegernos de algo, si yo tapo ese miedo, tampoco me protejo. Hay una necesidad de protección. 
En el afecto la función es el contacto, hay una necesidad de cercanía de papacho. Si yo lo tapo por ejemplo con tristeza o enojo, acabo haciendo lo contrario de mi necesidad, me alejo y alejo a la gente que quiero. 

La tristeza, la tristeza a veces no nos gusta sentirla, no queremos sentirla y es un sentimiento maravilloso, su función es el desapego y la necesidad es despedirse de algo o de alguien. Es el sentimiento que nos permite cerrar ciclos, soltar, dejar ir. Y si no nos damos la oportunidad de sentirla, no hacemos este proceso de despedida, a través del duelo. 

El enojo, su función es marcar los límites. Hay una necesidad de decir: ya basta, de tomar distancia, de poner una barrera. Y a veces nos autoenojamos: nos enojamos con nosotros mismos por permitir, por no poner esos límites y también tiene que ver este autoenojo con ese juez, con esos padres internos que nos dicen que vemos hacer las cosas y con el perfeccionismo. Si me exijo a mí mismo y no sale como quiero, me culpo, me castigo, me enojo. 

Y en la alegría, la función es la satisfacción, la alegría la necesidad es de expansión, de ir hacia lo que quiero, de buscar cosas nuevas, enriquecerme, disfrutar la vida. Las personas que tapan su alegría no se dan a sí mismos, no se satisfacen y no disfrutan. 

Así vamos formando nuestro cuerpo emocional, así aprendemos a sentir y así vamos por la vida con nuestros escudos y nuestras cosas que nos amarran y no nos dejan seguir adelante. 
También tenemos cuatro posturas existenciales, cuatro formas de estar en el mundo (según el análisis transaccional) y son, y no sólo debemos revisarlas en nosotros, sino en nuestros padres, igual que la forma de sentir, también esto se aprende de los padres. 

Según Erik Berne, Psiquiatra Canadiense, creador del Análisis Existencial; toda persona humana tiene una gama de creencias y sentimientos sobre sí mismo, sobre los demás y sobre el mundo. El origen de estos conceptos se enraíza en la infancia: 

1- En la calidad de la interacción que la persona mantuvo. 
2- En la cantidad y cantidad y características de las "caricias" que recibió 
3- Y en los contenidos de los "modelos de comportamiento" con los que anduvo en contacto que catalizaron su necesidad de identificación. 

Damos el nombre de posición existencial al conjunto de conceptos y sentimientos que mantenemos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo. Así, la posición existencial está intrínsecamente unida a nuestra identidad, a los valores que practicamos, la percepción y predisposición actitudinal que tenemos frente a los demás y, en general, como su propio nombre indica, la posición existencial es una forma de situarnos frente al mundo. 

Dice Berne, que generalmente esas primeras escenas son entre el niño y la madre con pocas interferencias externas y van a estar determinadas por detalles tales como y frases como estas:  "todavía no es la hora", "siempre que tú quieras", "siempre que yo tenga ganas", "apúrate que...", "como hagas esto te...", "que niño tan inquieto", "nunca tienes bastante,", "eres lento…", "que se tome el tiempo que quiera", "¿verdad que es un niño maravilloso?". El arrullo, el cuidado, el golpe, los gritos, la dulzura, la protección, etc. 

En otros lugares y en otros momentos se irán dando diferentes situaciones que podrán expresarse de formas similares, por ejemplo, cuando el niño aprende a caminar: "si, y que te caigas", "mamá te llevará", "¡Mira, que ya es un hombre!", "mira que piernezotas", "parece débil con esas piernitas", "fulanito caminó más rápido", "es torpe", "déjame a mí, yo te llevo", “no vas a poder”, “puedes sólo”, “alcanza lo que quieras”, “¡eres muy veloz!”, etc. 

A la hora de ir al baño: "ahora es cuando tienes que hacer", "cuando estés preparado", "mientras la mamá fuma y espera", "si no haces ahora te daré…", "si no haces te vas a enfermar", "déjalo que lo haga a su tiempo", "eso es ser un buen niño", "¡¡e-e-eeso es ser un buen niño!!" 

También ocurren con frecuencia este otro tipo de situaciones: "tú inténtalo", "¡haré que lo haga!", "lo estás molestando", "¿y tú porqué no puedes?”... “Siempre es lo mismo contigo” “me desesperas”, “¿Por qué no eres como tu hermano?” 

Posiciones Existenciales

· La primera: Yo estoy bien y los demás están mal. Aquí son personas que descalifican a los demás. 

Equivale a decir: "Yo soy un príncipe, tú eres una rana". Es una posición "arrogante" de personas que miran despreciativamente a los demás, se enfadan, inician cruzadas y a veces guerras y se sientan en grupos para encontrar faltas o defectos en sus inferiores o enemigos reales o imaginarios. Se llama también paranoide por su semejanza con los enfermos paranoicos que actúan con desconfianza, rencor, sintiéndose perseguidos, que rumian venganzas. 

En su infancia puede ser que oyera muchas veces críticas, descalificaciones plenas, malos tratos, amenazas terroríficas, etc. Cada experiencia traumática le sumía en la más profunda angustia y desesperanza, decidió entonces identificarse con el agresor. Cuando un niño es maltratado en la niñez, se refugia en algún rincón y decide, después de alguna paliza o escarnio: "Algún día me vengaré ..." y esto le mantiene vivo. Generalmente tiene un modelo de la misma posición, del mismo sexo. 

Las personas en esta posición no tienen autocrítica, piensan que siempre tienen la razón y que la culpa es de los demás. Tienden a ser dominantes, sojuzgar y pelear, o bien, librarse de la gente, frecuentemente, para terminar solo cuando ya no hay nadie que les aguante. 
Son poco comunicativos, serios, reservados, altivos y desconfiados. Cuando protege a alguien lo hace paternalísticamente. Si hace chistes, no sabe prescindir del sarcasmo; es crítico y malicioso. 

Sus lemas son: "hay que deshacerse de..., o quitarse el problema de ..." Yo valgo y soy el único. Por eso estas personas no reciben caricias de los demás, ni positivas ni negativas. En cambio, si dan caricias negativas, tanto condicionales como incondicionales, pudiendo llegar a ser crueles. 

Estas personas nunca se sienten derrotadas y siempre piensan que son superiores a los demás, indispensables y con derecho a despreciar y descalificar 

· La segunda: Yo estoy mal, los demás están bien: Depresión 


Al contrario que la anterior, la persona de esta posición tiende a ver en sí mismo solo los aspectos negativos: se sienten incapaces, inferiores, impotentes frente a los otros, vacíos, dignos de compasión, sin ningún valor. 

El origen de esta posición está en una actitud sobreprotectora que les privó de toda confianza en sí mismo. Una criatura nace biológicamente inferior a los mayores hasta que va adquiriendo las estructuras físicas y mentales con el desarrollo. Es, la posición natural con la que nacemos, dada la indefensión de los primeros años de vida y que poco a poco se va transformando, cuando el desarrollo es adecuado, a través de sus propios logros, etc. aspecto que en estas personas estuvo vedado por tener unos mayores demasiado melindrosos ante los riesgos y peligros, reales o imaginarios, de forma que van actuando en lugar del niño, restringiendo su capacidad y sus posibilidades de lograrlo por si mismos y suplantando su capacidad, decidiendo por él, invadiéndolo constantemente y atrofiando el sentimiento de autovalía del niño al que se desea proteger. 

Va sacando la conclusión de que estará bien y será protegido, acariciado, amparado ..., mientras se muestre inferior, incapaz, desvalido e inútil ante los demás. 
Por eso, siempre están dispuestos a cargar con las descalificaciones y desprecios, burlas y risas. Prefieren no hacer, seguir pasivos, no correr riesgos, obedecen y se esfuerzan por complacer ... ¡que remedio!... cometiendo infinidad de torpezas y errores. 
La persecución o sobreprotección en frases tales como: "inútil ..., no sirves para nada ..., otra vez te equivocaste ..., eres un desastre ..., como tu abuelo, déjame a mi ..., anda, anda, ya lo haré yo..., le hacen sucumbir e internalizarlas de forma que ya se lo dice a si mismo: "soy inferior, soy tonto, soy fea, no me merezco que me quieran, a quien voy a gustar, quién me puede querer”… 

De todo esto van sacando su lema de "escaparse de... o huir de..." no tomando decisiones o haciéndolo con excesiva cuidado porque les da miedo decidir y, a la más mínima, cambian la decisión. Su función en la vida piensan que es la de servir a los demás, ser complacientes y agradar, siempre agradar, obedecer y nunca reivindicar o reclamar derechos ¿Qué derechos? solo tienen derecho a hacer favores. 

· La tercera: Yo estoy mal y los demás están mal 


Es la posición de "futilidad", la de los ¿por qué no?: "¿Por qué no suicidarse..., o volverse loco?. Tiene tendencia a abandonar toda esperanza, no creer en sí mismos, en nada ni en nadie. 

En momentos de desesperación, cualquier persona puede pasar por esta posición. Pero si es básica, adoptada por una persona en su trágica infancia de abandonos, muertes, miserias, persecuciones, etc. el fin más probable es el de cárcel, manicomio, hospital o la calle. 

La persona de esta posición "yo estoy mal, tú estás mal" está aislada, indiferente, apática, es como si fuese culpable de haber nacido; consecuentemente "nada vale la pena" para ellos. 

Desde ellos se desprende angustia existencial, autodestrucción, desaliento, menosprecio de todo. Su lema es "no ir a ningún lado", todo da igual. Ni arriesga, ni está dispuesto al cambio y si lucha por algo lo hace para demostrar que nada vale la pena porque todo está mal. 

Frases típicas pueden ser: "la vida es una porquería... no creo en nada... ¿para qué?... me voy a matar, ja, ja,... si no consigo... me pego un tiro y se acabó el problema... ¿a quien le voy a importar?". Etc. 

Es la posición del suicida pero también del homicida, es capaz de morir matando. 

· La cuarta: Yo estoy bien y Tú estás bien. 


En el extremo puede ser todo color de rosa. La persona llega a una excitación eufórica con una actividad extraordinaria, se ríe, tira el dinero, realiza negocios, a penas duerme, todo es actividad, no para. Y sin llegar a ese extremo, es posible que una persona se instale en un idealismo ajeno a la realidad, tomando decisiones irracionales sin evaluar las consecuencias posiblemente adversas. 

Las personas en las que predomina esta posición suelen correr riesgos innecesarios, ven solo el lado positivo de las cosas y de las personas, confían indiscriminadamente, reciben siempre las caricias positivas pero rechazan las negativas aunque sean ciertas. Son dados a la fantasía a espaldas de la realidad. Se manifiestan chistosos y dicharacheros con el gusto por hacer reír y divertir omitiendo el lado oscuro de la realidad. 

Con ese optimismo inconsciente la persona trata de evitar la sistematicidad, la responsabilidad que entraña la vida y los compromisos que van contrayéndose. Va zafándose de la disciplina del esfuerzo y de lo desagradables que es también propio de la vida. 

Suele ser la posición de personas que en su infancia recibieron muchas caricias, tanto adecuadas como inadecuadas, trasladándole un mensaje de "todo va bien, aquí no pasa nada, la vida es de color de rosa". 

Frases típicas de las personas instaladas en esta posición son:  "todo va bien... estamos de suerte... es fantástico... no te preocupes, déjame a mí..." 
Sus sentimientos más frecuentes son de optimismo ingenuo (como niños), falsa alegría, entusiasmo aparente y hueco, excitación impropia. 
Conductas típicas de la posición cuando se lleva al extremo: 
Hacer desmedidas inversiones en negocios. Seleccionar personal en instantes sin referencias, etc. Conocer a una pareja y casarse en semanas. No dar importancia a síntomas de enfermedad grave ("No es nada, ya se me pasará"). 

Y luego tenemos: 

  • Postura Realista o ideal 
Que en otro modo de expresión puede traducirse en "Yo estoy más o menos bien, Tu estás más o menos bien" o, de otro modo, "Yo estoy básicamente bien, Tu estás básicamente bien". 

Es la posición adecuada desde la que la persona contempla la realidad integrando los aspectos positivos y negativos que todos poseemos, pero a la vez, manteniendo la autoestima y el respeto por sí mismo con una actitud autocrítica adulta, ubicándonos en el justo valor, viéndonos como somos y sintiéndonos bien con ello, sin hipotecarnos en la idea de ser perfectos, o geniales, o bellísimos, o ricos, etc. 

De acuerdo con los postulados esenciales en la psicología humanista, la "esencia" de uno mismo está bien, luego pueden haber conductas que sean más exitosas y otras no tanto, pero esto forma ya parte de una capa más superficial, externa, fuera de la innata condición humana de valor y dignidad. 

Berne dice "todos los seres humanos nacen bien ... Príncipes o princesas ... pero a algunos los padres les transforman en sapos". 
En principio cada bebé nace potencialmente feliz, pero él no tiene conciencia de ello, necesita que le traten de acuerdo a ello para ir integrando esa idea en su propia decisión. Para ello necesita recibir caricias incondicionales y condicionales adecuadas, abrigo, alimentación,... y, en definitiva, un trato que responda a sus necesidades de crecimiento. Entonces se irá sintiendo querido, satisfecho, feliz, seguro de sí mismo. También a veces tendrá que soportar pequeñas frustraciones, cometer errores, percibir sus limitaciones, esto le ayudará a verse a sí mismo con realismo. 

La persona ubicada en una posición realista mostrará las siguientes características:
  • Cree en sus valores y principios y está dispuesto a defenderlos aún con la opinión contraria del grupo. Sin embargo, si la experiencia o evidencia aconseja un cambio, se siente suficientemente seguro para cambiar sus criterios. 
  • Actúa según sus propias convicciones aún a riesgo de equivocarse. Cuando ello ocurre lo acepta y aprende de sus errores, pero sin sentir humillación. 
  • En el momento y situación en que se encuentre trabaja cooperando con los demás. 
  • Confía en sí mismo y en su capacidad y habilidad al enfrentarse a nuevos problemas, independientemente de aciertos o fracasos anteriores. 
  • Se siente a la vez equiparable y diferente a los otros, ni superior ni inferior, pero viendo sus diferentes características, habilidades, etc. 
  • Acepta y da caricias sinceras y adecuadas. 
  • Muestra resistencia a ser dominado por los demás. 
  • Acepta sus impulsos, deseos y sentimientos y es capaz de reconocerlos y admitirlos ante los demás. 
  • Disfruta con una extensa variedad de situaciones y actividades: lectura, arte, viajes, espectáculos, amigos, deporte, trabajo, ... 
  • Asumen las consecuencias lógicas de cada situación (favorable o no)
  • Es comprensivo con los demás y capaz de empatizar con ellos, comprende sus necesidades y se solidariza ante las peticiones de ayuda. 
  • Respeta las creencias, actitudes, costumbres, religiones, principios políticos, etc. de los demás. 
  • Si lo considera oportuno y adecuado puede ejercer el liderazgo, pero no siente la necesidad de ejercer influencia. 
  • Manifiesta un tono adecuado tanto en la expresión de sus ideas como de sus sentimientos. 
  • Hace críticas de la realidad utilizando la creatividad propia de forma cooperativa. 
  • Su lema es algo así como "progresar con..." o "podemos seguir cooperando..." 
Es importante saber que estas posiciones existenciales son universales entre todo el género humano, porque toda persona nace de una madre que luego lo amamanta (o le da biberón) y allí recibe una serie de mensajes que luego refuerza a medida que adquiere su educación, sea esta en una gran ciudad, en una aldea, en un barrio bajo o en la selva. 

Cada persona es el producto de miles o millones de momentos diferentes, con distintos estados de ánimo y cientos de aventuras. Esto hace que cada persona tenga un sinfín de complejidades e, incluso, aparentes contradicciones; pero, a pesar de ello, generalmente puede detectarse una posición básica, bajo la cual la persona siente que pisa tierra firme y por ello va a ser tan reacia para abandonarla como si tuviera que abandonar los cimientos de su casa. 

Bibliografía
Berne, E. (1986) – Juegos en que participamos. Ed Diana. México


Por: Laura Fernández Torrisi