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Naucalpan, Estado de México, Mexico
♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.

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viernes, 31 de agosto de 2012

SÍNDROME DE BURNOUT Y EL PERSONAL DE LA SALUD - Por: Laura Fernández Torrisi



Es la paradoja de la atención en salud, el profesional de salud se enferma en la misma medida en que éste sana a sus pacientes 
(Molina 2007)

El Sindrome de Burnout o Síndrome del “quemado” se presenta sobre todo en las personas que realizan trabajos vocacionales como la medicina, enfermería, psicología, psiquiatría los paramédicos, y aunque puede darse en otros sectores como la enseñanza, principalmente se da en el personal que trabaja en hospitales. La presión y el trabajo excesivo, el poco personal, los horarios extensos, el querer hacer más de lo que humanamente se puede y el bajo salario son las causas de este serio padecimiento. Está asociado al Estrés y suele confundirse con éste pero son diferentes. Es una sensación de fracaso, de una existencia agotada o gastada resultado de una sobrecarga de exigencias de energía, reducción de recursos personales y espirituales, se producen sentimientos y emociones negativos en el contexto laboral. Hay una experiencia general de agotamiento físico, emocional y actitudinal; un “vaciamiento de sí mismo” provocado por el agotamiento de los recursos físicos y mentales, producto del extremado esfuerzo, a veces por alcanzar una expectativa poco realista hacia sus logros con el paciente. Ya sea impuesta por él mismo o por la institución.

Las tres principales afecciones son:

a)- disminución de la realización personal 
b)- cansancio emocional 
c)- despersonalización
Los síntomas abarcan estas cuatro áreas 

1- Psicosomática: fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, dolores musculares, etc. 
2- Conductual: ausentismo laboral, abuso de drogas (café, tabaco, alcohol, fármacos, etc.), incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto riesgo, aumento de conductas violentas. 
3- Emocional: distanciamiento afectivo como forma de protección del yo, aburrimiento y actitud cínica, impaciencia e irritabilidad, sentimiento de omnipotencia, desorientación, incapacidad para concentrarse, sentimientos depresivos 
4- Laboral: detrimento de la capacidad de trabajo y en la calidad de los servicios que se presta a los pacientes, aumento de interacciones hostiles, comunicaciones deficientes. 

También se puede experimentar astenia (falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa) y agitación al mismo tiempo (tics nerviosos, temblor de manos); palpitaciones; taquicardia y punzadas en el pecho; aumento de la tensión arterial; dolores musculares sobre todo en la zona lumbar; cefaleas; problemas digestivos; trastornos del sueño e inapetencia sexual. Estos síntomas terminan invadiendo la vida social y familiar del afectado, que opta por aislarse y quedarse solo.

El Burnout también puede traducirse como “quemadura” del cuidador de un enfermo terminal o con una larga enfermedad incapacitante. Se manifiesta por un estado de agotamiento físico, emocional y mental; y de un cambio de actitud positiva a negativa (apatía). Se puede experimentar fatiga, tensión, irritabilidad, desesperación, ansiedad y depresión. Cambios en hábitos de sueño y alimentación, aislamiento y hasta deseos de lastimar a la persona que cuida. Confusión, expectativas poco realistas, falta de control, demandas desproporcionadas (autoexigencia). Esto ocurre cuando el cuidador intenta hacer más de lo que puede. Cuando su carga de trabajo es intensa. A esto puede sumarse la poca o nula retribución económica, la falta de cooperación de otros familiares y la desmotivación.

Este padecimiento, en todos los casos puede ser de primero, segundo o tercer grado, esto va desde síntomas de agotamiento casuales y de corta duración; a síntomas más duraderos acompañados de sentimientos negativos y frialdad hacia sus compañeros y pacientes; hasta llegar al más severo con síntomas continuos, depresión, aislamiento y se intensifican los problemas inter personales y familiares.

Como cuidado preventivo, el profesional o cuidador que lo padezca debe conocer sus límites, ser honesto sobre su situación personal, reconocer y aceptar el Bornout. Estar informado sobre la enfermedad de la persona que cuida. Desarrollar nuevas herramientas. Acentuar lo positivo y hacer uso del sentido del humor. Cuidar de su alimentación, sus horas de sueño y hacer ejercicio. Conocer y aceptar sus sentimientos negativos, por ejemplo la frustración o el enojo. Socializar, divertirse, meditar, disfrutar el tiempo con la familia o la pareja.

Puede ayudar fijarse metas realistas, acudir a un profesional (terapeuta, psicólogo o psiquiatra) asistir a un grupo de ayuda o hasta a una clínica de reposo. Los grupos pueden proporcionar información y recursos.
Creo que todos nosotros podemos sufrir este problema, si bien está dirigido a los cuidadores de enfermos terminales, tanto médicos como enfermeras, terapeutas, asistentes sociales o tanatólogos podemos padecerlo si no se tienen los cuidados preventivos adecuados. Creo también que esto puede pasar en otro tipo de trabajos donde la persona esté sometida a situaciones como las mencionadas. Este padecimiento ha ido incrementando en los profesionales de la salud. En el caso de la atención a enfermos terminales, sabemos que trabajar con personas a las que hay que atender, cuidar, orientar, ayudar o acompañar es muy tensionante y provoca un fuerte desgaste físico y emocional. Por eso es importante que como profesionales de la salud sepamos identificarlo y conozcamos sus manifestaciones y tratamiento. Y sobre todo prestemos atención a nuestra forma de trabajar para prevenirlo en nosotros mismos.
                                                        Escrito por: Laura Fernández Torrisi

ESTRÉS LABORAL - Por: Laura Fernández Torrisi




El estrés hoy día se considera como un proceso interactivo en el que influyen los aspectos de la situación (demandas) y las características del sujeto (recursos).

Especialmente en el mundo en que vivimos hoy, globalizado y competitivo, convivimos con un padecimiento conceptualizado como estrés laboral. Se define como un padecimiento que  consiste en una forma de relación entre la persona (el trabajador, con sus capacidades y recursos personales) y el entorno o ambiente laboral, definido por las condiciones y demandas de trabajo, así como el espacio físico. El problema se da cuando la persona percibe la situación como grave para su bienestar, esto causa trastornos psicológicos, conductas insanas y finalmente,enfermedad (Edwards y Cooper, 1 988; Harrison, 1978; Lazarus y Folkman, 1984).
 
De acuerdo con cifras dadas a conocer por la Secretaría de Salud (SSA), México no resulta ajeno a esta tendencia, por el contrario, representa uno de los más tangibles ejemplos al ocupar el segundo lugar dentro de los países con más altos índices de estrés laboral, únicamente detrás de China. Actualmente se calcula que entre el 30 y 40 por ciento de la población mexicana sufre este padecimiento, cuyas principales consecuencias derivan en trastornos psiquiátricos como la ansiedad, depresión, consumo de alcohol, mariguana y otras drogas, además de que puede causar hipertensión, diabetes, obesidad y problemas de índole cardiaco.                                

Una definición acertada puede ser la de McGrath (1970): “QEl estrés es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas)”.  Es decir, un gran desequilibrio entre lo que el entorno le exige a la persona y lo que ella se siente capaz de aportar. Una sobrexigencia del entorno o  un completo desagrado por el ambiente. Puede ser por las relaciones con otros o malestar por permanecer en un lugar físico desagradable a la vista. Cuando lo situacional tiene mucho peso, las cuestiones personales pueden ser poco relevantes. Hay que tomar en cuenta  la importancia que se da a la interpretación del sujeto y en este caso las características del individuo son más determinantes que su conducta, por la manera en la que piensa siente y actúa ante las circunstancias.
Otra forma de definir el estrés laboral es esta sensación de incapacidad para asumir los retos que presenta la vida cotidiana, es decir que el entorno rebasa tus posibilidades de respuesta, lo que te causa una serie de reacciones de tipo fisiológico, cognitivo y psicomotor. Se relaciona con la angustia, la depresión, las inadaptaciones sociales, la somatización.

·         Los factores de estrés pueden ser:

- El ambiente: todo lo que lo conforma, desde las personas que allí están, hasta factores del lugar como la temperatura, la ventilación, iluminación, color, espacios, orden, espacios reducidos, higiene, el ruido (todo esto lo vuelve más o menos agradable para permanecer en él).

- La persona: se refiere al estado físico y emocional, así como a su actitud ante estos factores.

- Las consecuencias individuales: por ejemplo: estado de salud, situaciones familiares, económicas, de vivienda, sueño, alimentación, etc.

-Relaciones interpersonales: el desempeño de roles dentro de la organización, la relación con compañeros y jefes.

- Organizacionales:la distribución de niveles jerárquicos, el puesto que se desempeña, el salario, el trabajo en equipo, comunicación, cantidad de empleados, etc. La inseguridad laboral y la pérdida de trabajo afectan también a las relaciones conyugales y familiares, en las que aparecen implicados otros elementos, como las dificultades económicas, el apoyo social y variables personales (Hartleyetal., 1991).

- Tecnología: se sabe que la forma en la que se implantan estas nuevas tecnologías determina en buena medida el tipo de consecuencias que afectarán al individuo y a la organización (Mumford, 1983). Puede hacer más fácil, más rápido y más eficiente el trabajo.

- Características del puesto: aspectos como las horas de trabajo, la existencia de turnos, la carga laboral, etc. También influyen los horarios de trabajo que impiden pasar tiempo con la familia o socializar.

-Relación familia trabajo: el estrés familiar puede repercutir en el contexto laboral, así como distintos factores laborales pueden interferir en la vida familiar, como el número de horas que se dedican a trabajar, la distribución del horario y los cambios de residencia por motivos de trabajo, entre otros (Staines y Pleck, 1983). 

-Desarrollo de la carrera profesional: En los momentos iniciales de la carrera laboral, puede ser más fácil que se den fenómenos como la discrepancia entre las expectativas del trabajador y la realidad (Louis, 1980). Por el contrario, con la consolidación de la carrera y el éxito profesional, aparezca muchas veces asociado un sentimiento de fracaso en la vida personal, de alienación, de falta de sentido en lo que se hace y de carencia de relaciones interpersonales satisfactorias (Evans y Bartolomé, 1986). O, en otros casos, influye a esta insatisfacción el no ejercer la carrera que se estudió o ejercerla y que no sea grato.
Otros factores que influyen son: Ambiente laboral inadecuado. Sobrecarga de trabajo. Alteración de ritmos biológicos. Responsabilidades y decisiones muy importantes. Estimulación lenta y monótona. Condiciones laborales inadecuadas. Insatisfacción.
·         Los síntomas del estrés laboral pueden ser:
  • Preocupación
  • Inseguridad
  • Dificultad para decidir
  • Miedo
  • Pensamientos negativos sobre uno mismo
  • Dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, etc.
  • Sudoración
  • Taquicardia
  • Molestias en el estómago
  • Sequedad de boca
  • Dolores de cabeza
  • Fumar, comer o beber en exceso
  • Ir de un lado para otro sin una finalidad concreta
  • Tartamudear
  • Ausentismo
  • Insomnio
  • Enfermedades como gastritis o colitis (entre otras)
  • Dolores musculares
Se necesita de un enfoque teórico integrador, que contemple las características personales del sujeto, las características del ambiente y las relaciones entre ambas, para proporcionar una mejor comprensión de los procesos del estrés (entorno de trabajo) al mismo tiempo   conseguirá llegar a una explicación más completa para obtener mejores resultados.
Cómo se puede prevenir, algunas opciones son:
  • Dieta Sana
  • Dormir lo suficiente (en torno a 8 horas)
  • Realizar ejercicio a diario (caminar 1/2 hora es suficiente)
  • Diferenciar el ámbito laboral y el familiar
  • No llevarse trabajo o preocupaciones a casa
  • Organizar el tiempo y el trabajo
  • Planear pausas durante el día. No saltárselas.
  • Afrontar los problemas cuanto antes.
  • Comunicación con los compañeros de trabajo
  • Entrenarse en habilidades sociales y manejos de conflictos
  • Estar actualizado y capacitado
Aquí es donde la Psicología Organizacional es fundamental para entender estos procesos de inter relación entre la persona y todo lo que conforma su lugar de trabajo, y hasta sus situaciones personales y familiares.
También sería importante tener en cuenta el papel que juega en las emociones y el estrés la arquitectura. Si, aunque parezca raro que siendo psicóloga hable de arquitectura…  pareciera no tener nada que ver, sin embargo, todos hemos sentido diversas sensaciones agradables o desagradables tan sólo al entrar a una oficina, y hay algunas en las que no me imagino cómo me sentiría si tuviera que permanecer allí ocho horas al día. Esto (además de las relaciones personales y los aspectos psicológicos) también es parte de lo que debería preocuparle a una empresa para proporcionar mejores condiciones laborales. El espacio donde se trabaja, los comedores, en fin, hacerlos agradables repercute en el bienestar de los trabajadores, en la motivación, la creatividad, los deseos de trabajar y finalmente se refleja en mayor bienestar general, menos conflictos, menos ausentismo y mayor producción para la empresa. A veces es necesario invertir en contratar especialistas en estos temas para obtener estos resultados.

Escrito por: Laura Fernández Torrisi

domingo, 26 de agosto de 2012

ANSIEDAD - Un problema serio y contemporáneo - Por: Laura Fernández Torrisi



He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz. 
Jorge Luis Borges


La mayoría de las personas, hemos experimentado en algún momento de nuestra vida síntomas de ansiedad, producto de nuestro diario vivir. Surgen ante la aparición de situaciones nuevas que necesitamos resolver. Ante la incapacidad para hacerlo aparece ésta sensación que puede llegar a ser incontrolable y afectar toda nuestra vida.
La ansiedad normal (esa sensación que comúnmente llamamos “nerviosismo” y la sentimos en algunos momentos, sobre todo ante situaciones nuevas o de cierto riesgo) es parte natural del desarrollo personal, no nos paraliza ni nos impide hacer nada, tanto la ansiedad como la angustia son grandes maestras en nuestro crecimiento. 

Según Kierkegaard, la libertad se da a través de la ampliación de la consciencia de uno mismo y de la capacidad que tenga la persona para responder a las exigencias de la vida. Esto sólo se logra si somos capaces de aventurarnos a tomar nuevas acciones. Por eso menciona que la libertad implica siempre una ansiedad potencial él lo llama "el vértigo de la libertad", existe siempre en cualquier momento  del crecimiento personal y nada se puede lograr a menos que el individuo tenga el coraje de hacer frente y atravesar las inevitables experiencias amenazantes del aislamiento y la ansiedad, tomándolas como posibilidades para crecer.  
La ansiedad puede alterar el sistema nervioso central. Los síntomas pueden ser físicos y emocionales, estar en un estado de alerta constante, exigirnos demasiado a nosotros mismos, excesiva preocupación, incertidumbre, pensamientos obsesivos, (en su mayoría catastróficos). Nace También de un desequilibrio entre lo que soy y lo que "debería ser", del miedo al futuro y a que no sea como yo quiero que sea, de la necesidad de controlar todo lo que pase.
Se puede experimentar una sensación de vacío o “hueco” en el estómago, temblor o cambios de temperatura en manos y piernas (las piernas pueden sentirse muy calientes), opresión en el pecho y la garganta, temblor o endurecimiento de la quijada, contracturas musculares que provocan dolor en el cuerpo, dolor de cabeza, frío (aún cuando el clima esté cálido), alteraciones en el sueño y la alimentación.
Cuando estos síntomas permanecen por más de tres meses y se salen completamente de nuestro control, se convierte en un Trastorno.
Por lo general, una manera de evadir estas desagradables sensaciones es durmiendo o se buscan “satisfactores” externos para disminuir estos síntomas, como la comida y otros que pueden resultar muy peligrosos y convertirse en una adicción, como el beber alcohol, fumar, consumir  drogas o píldoras no recetadas por un médico. Todo esto por supuesto en exceso, es una forma de buscar salidas falsas a una problemática seria que merece atención psicológica, médica o ambas que ayuden a recuperar la tranquilidad y la alegría de vivir.

Dependiendo qué tan severo sea el caso, se debe recurrir a un psicólogo (psicoterapeuta) o a un médico psiquiatra que pueda administrar la medicación adecuada y a la vez el proceso de psicoterapia.
Muchas personas me preguntan cuándo es momento de consultar a un especialista, para comenzar un proceso terapéutico, siempre es momento para cualquier persona que quiera conocerse a sí misma y estar mejor en todos los aspectos de su vida. Para una persona con síntomas de ansiedad, el momento de pedir ayuda es cuando los síntomas se salen de su control. Cuando éstos afectan cualquiera de las áreas de su vida. Cuando se de cuanta que no puede convivir con su familia, que no puede trabajar, socializar, viajar, asistir a reuniones, que se le dificulta hablar con la gente, que tiene miedos que antes no tenía, y no disfruta de cosas que antes disfrutaba. Muchas veces va de la mano con la depresión. 

Cuando los síntomas impiden hacer una vida normal o se está cayendo en comportamientos dañinos y autodestructivos, se debe poner atención, sobre todo escuchar a la gente cercana que nos quiere. Comentarios como por ejemplo “estás comiendo demasiado”, “me doy cuenta que no puedes dormir”, “duermes mucho”, “estás fumando más cada vez”, “estás muy inquieto”, “te preocupas por todo”… etc. Pueden ser el primer indicador y debemos ponerles atención.

Para vencer cualquier tipo de padecimiento, el primer paso es reconocer que tenemos un problema, el segundo, buscar ayuda, informarse sobre dónde y con quien se debe acudir. Recuerda que tu cuerpo te habla, escúchalo para que puedas entender lo que quiere decirte. La sabiduría del cuerpo es infinita, sólo hay que tener la sensibilidad para detectar sus mensajes. 

Escrito por: Laura Fernández Torrisi
lunes, 20 de agosto de 2012

ENDO - LOS ALIMENTOS Y EL INDICE GLUCÉMICO


Sabemos que la Endometeriosis está directamente ligada a la producción de Insulina (se menciona en otro artículo). 
Por este motivo, debemos cuidar nuestra alimentación, consumir alimentos de bajo Indice Glicémico o Glucémico. Esto mejora considerablemente la enfermedad. Les dejo este artículo y espero les sea de utilidad.

¡Cuidado con el índice glucémico de alimentos!
Íñigo Verdalet Guzmán
Paulina Cecilia Téllez Sánchez
Elvia Cruz Huerta 

¿Qué es el índice glucémico, o IG?
Preocuparse por una buena alimentación es un aspecto muy importante de la vida de los seres humanos, porque practicar una dieta adecuada ayuda a gozar de una buena salud. Las enfermedades relacionadas con la forma de alimentarse, como diabetes, obesidad, problemas cardiovasculares, cáncer (principalmente de colon y de mama), entre otras, han impulsado un creciente interés científico por estudiar las mejores condiciones para alimentarse. Por supuesto que la alimentación no es por sí misma el elemento causal único de ciertas enfermedades, pero se sabe que es uno de los factores que deben considerarse, tanto por su consumo excesivo como por la carencia de alimentos nutritivos.
Por ejemplo, a través de los años han surgido distintas recomendaciones en cuanto a los requerimientos de los hidratos de carbono (HC), que son nutrimentos que proporcionan la energía necesaria para que el organismo realice sus funciones corporales. De ellos, el almidón es la principal fuente de energía (58% de las calorías totales), pero el consumo excesivo se relaciona con problemas cardiacos, diabetes y cáncer. Hasta hace algunos años las recomendaciones de consumo se basaban en la cantidad o proporción en que debían ser incluidos en la dieta, y se creía que los HC complejos aumentaban los niveles de glucosa de manera más lenta que los simples, pero se ha comprobado que lo anterior no es del todo cierto.
La glucemia es la cantidad de “azúcar” (glucosa) en la sangre. Cuando estamos en ayunas, la glucemia es aproximadamente de un gramo de glucosa por cada litro de sangre; al comer un glúcido (HC, almidón), éste se transforma en glucosa por medio de la digestión y la acción enzimática; de esta forma se genera el aumento de la glucemia, lo que da origen a la secreción de insulina, y aumenta asimismo el riesgo de subir de peso. La papa, el pan blanco y el arroz blanco son alimentos con alto contenido en HC complejos que se absorben más rápidamente que el azúcar (HC simple), y por lo tanto son menos adecuados en la dieta de los diabéticos.
En 1981 se desarrolló el término “índice glucémico” (IG) de los alimentos –también llamado índice glicémico–, cuando el doctor David Jenkins, en su afán por buscar alimentos adecua- dos para la alimentación de los pacientes diabéticos, desarrolló una clasificación de los alimentos tomando en cuenta la curva glucémica generada por ellos, definiendo al IG como una forma numérica de describir la rapidez de absorción de los hidratos de carbono de un determinado ali- mento. Posteriormente, esta clasificación fue adoptada mundialmente por organizaciones como la FAO y la OMS, las cuales recomiendan consumir alimentos con un IG bajo.
El IG se mide en una escala que va del 1 al 100. El azúcar blanca, o sacarosa, se encuentra entre los más elevados, con una puntuación de 100. Los alimentos ricos en hidratos de carbono pueden tener un IG alto, cuyo efecto será elevar rápidamente los niveles de glucosa en la sangre, o un IG medio y bajo, que incrementan lentamente dichos niveles y evitan los picos altos. Cuando el IG es de 70 o más, es de valor alto; si va de 56 a 69 es medio, y de 55 o menos será bajo. Muchos vegetales tiene un índice bajo, pero otros, en determinadas circunstancias, lo tienen alto y se debe reducir su consumo o evitarlo.

¿Qué factores determinan el IG?
Hay diversos factores que influyen en el valor del IG de los alimentos: 
El contenido de fibra tanto soluble como insoluble: a mayor con- tenido de fibra, el IG del alimento será menor ya que la fibra total disminuye la acción enzimática; la soluble aumenta el volumen del contenido gástrico y la insoluble actúa como barrera. 
La cantidad de proteínas: entre mayor sea el contenido, el IG será menor debido a que forma un complejo proteínico que retarda el vaciado gástrico. 
La cantidad de grasas: entre más grasa contenga el alimento, menor será su IG, pues forma un complejo con el almidón y retarda la acción enzimática. 
El grado de gelatinización del almidón: entre más gelatinizado se encuentre, mayor será el IG del alimento, toda vez que el almidón gelatinizado es más susceptible a la acción enzimática. 
El pH del alimento: entre más ácido sea, tendrá menor IG debido a que la acidez disminuye el vaciado intestinal. 
El contenido de fructosa: los alimentos ricos en fructosa, como las frutas, tienen un IG bajo y se asimilan más lentamente, creando un flujo moderado de glucosa en la sangre y una respuesta insulínica moderada. 
El procesado del alimento: el IG será más elevado en los alimen- tos que se han sometido a un proceso porque durante éste el almidón se gelatiniza, además de que aumenta su superficie de contacto enzimático. 
La determinación del IG se hace mediante una prueba de san- gre en la que se les proporciona a los participantes 50 gramos de carbohidratos del alimento elegido. A determinados tiempos, se toman muestras de sangre, los valores obtenidos se grafican y se calcula el área bajo la curva de la respuesta glucémica. Estos valores se incluyen en una ecuación con el alimento base, la cual arrojará el valor numérico del IG de ese alimento.
Antiguamente el valor de referencia estaba dado por el pan blanco y la glucosa, pero con el fin de estandarizar el método para determinar ese valor se decidió utilizar únicamente a la glucosa como alimento de referencia. El valor 100 corresponde también a 100% de la absorción intestinal de la glucosa ingerida. 

¿Cuál es la importancia del IG?
Es muy importante considerar la clasificación de los alimentos según su IG para conservar la figura y mantener la salud, prevenir la enfermedad o tratar ciertos padecimientos como la obesidad, la diabetes mellitus, los problemas cardiovasculares (hipocolesterolemia o ateroesclerosis) o el cáncer.
La obesidad es un padecimiento que aumenta día con día en la población mexicana, esta enfermedad es uno de los factores que integran el llamado “síndrome metabólico”, el cual se desarrolla cuando hay intolerancia a la glucosa, hiperinsulinemia posprandial, obesidad, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia e hipertensión.
Una dieta con hidratos de carbono de IG bajo ayuda en el tratamiento y prevención de estas enfermedades de la siguiente manera: 
Al consumir alimentos de IG bajo, los niveles de glucosa se elevan lentamente en la sangre, por lo que la estimulación del páncreas disminuye y la secreción de insulina se mantiene asimismo baja, disminuyendo por ende la hiperinsulinemia y la aparición del hambre, pues se retarda la secreción de noradrenalina y cortisol, que son hormonas que estimulan el apetito.
También disminuye la acumulación de grasa, pues al consumir alimentos con IG bajo disminuye la circulación de ácidos grasos libres, lo cual es necesario en el tratamiento de la diabetes porque es una herramienta útil para el control de los niveles de glucosa. Al darle preferencia a los alimentos con IG bajo, se puede mantener la glucemia en niveles adecuados o prevenir su aumento en caso de que la persona muestre predisposición a desarrollar aquella enfermedad, de donde resulta que su aparición puede ser retardada ya que disminuye la estimulación del páncreas. 
Las dietas con alimentos de IG bajo disminuyen también los niveles de colesterol total y los triglicéridos, manteniendo así las arterias elásticas y sanas, aumentando el flujo sanguíneo y disminuyendo la posible formación de coágulos, con lo que disminuye el riesgo cardiovascular.

Importancia de la carga glucémica
El IG no es el único factor que determina la elevación del nivel de glucosa en la sangre. Para poder comparar mejor los efectos metabólicos de los alimentos en función de su IG, en 1997 se desarrolló el concepto de “carga glucémica” (CG), que toma en cuenta el IG del alimento y la cantidad de hidratos de carbono de una porción para poder determinar el grado de absorción. Cuando se ingiere la misma cantidad (en gramos) de dos alimentos con IG similar, el aumento del nivel de azúcar en sangre será menor con el alimento que tenga un menor contenido de hidratos de carbono. De igual manera, si comemos dos alimentos con igual IG pero cuyas porciones sean distintas, la menor porción producirá un menor aumento de glucosa
La CG depende del tamaño de la porción, de modo que si se administra el doble del alimento, la carga glucémica será también el doble. Por otro lado, diversos estudios han demostrado que la actividad física frecuente protege de enfermedades, principalmente las crónico-degenerativas. La prevención se relaciona directamente con el tiempo y la intensidad del esfuerzo físico, recomendándose al menos 30 minutos durante cinco días a la semana para lograr un beneficio protector y un apoyo oportuno para mejorar el efecto de la dieta, porque sin ejercicio no hay dieta. 
Para ayudar al conocimiento del IG y de la CG, se muestran en la tabla adjunta los valores de IG y CG de diferentes alimentos.


Índice glucémico y carga glucémica de algunos alimentos consumidos en México
GRUPO DE ALIMENTOS IG Porción (g) CG
Cereales y sus derivados
Hotcakes de paquete 67 80 39
Waffles 76 35 10
All-Bran de Kellog’s 42 30 9
Bran Flakes de Kellog’s 74 30 13
Corn Flakes de Kellog’s 81 30 21
Corn Pops de Kellog’s 80 30 21
Crispix de Kellog’s 87 30 22
Cheerios de General Mills 74 30 15
Chocapic de Nestlé 84 30 21
Froot Lups de Kellog’s 69 30 18
Honey Smack de Kellog’s 71 30 11
Raising Bran de Kellog’s 61 30 12
Special K de Kellog’s 69 30 14
Total de General Mills 76 30 17
Zucaritas de Kellog’s 55 30 15
Pan blanco de trigo 70 30 10
Pan integral 71 30 9
Pan de trigo con granos enteros 53 30 11
Pan tostado Melba 70 30 16
Pan de hamburguesa 61 30 9
Pan de centeno 50 30 6
Pan de centeno integral 58 30 8
Panecillo (mufin) de arándano 59 57 17
Panecillo (mufin) de avena hecho de paquete 69 50 24
Panecillo (mufin) de chocolate hecho de paquete 53 50 15
Panecillo (mufin) de elote (bajo en amilosa) 102 57 30
Panecillo (mufin) de manzana hecho con azúcar 44 60 13
Panecillo (mufin) de plátano, avena y miel hecho de paquete 65 50 17
Panecillo (mufin) de salvado 60 57 15
Panecillo (mufin) de zanahoria 62 57 20
Panqué 54 53 15
Pasta de repostería 59 57 15
Pastel de chocolate de paquete con betún de chocolate 38 111 20
Pastel de vainilla de paquete con betún de vainilla 42 111 24
Cuerno, pan dulce 67 57 17
Dona, pan dulce 76 47 17
Galletas de avena 54 25 9
Galletas de centeno 64 25 11
Tortilla de harina de trigo 30 50 8
Tortilla de maíz 52 50 12
Espagueti hervido en agua 20 minutos 61 180 27
Espagueti hervido en agua 15 minutos 44 180 21
Espagueti hervido en agua 5 minutos 38 180 18
Espagueti integral 37 180 16
Espirales cocidos al dente 43 180 19
Fetuccini 40 180 18
Fideos 45 180 20
Macarrón 47 180 23
“Noodles” instantáneos 47 180 19
Arroz blanco cocido en agua 64 150 23
Arroz integral 55 150 18
Cebada perla 25 150 11
Tubérculos
Camote 61 150 17
Papa al horno 85 150 26
Papa hervida 35 minutos 92 150 16
Papas a la francesa, congeladas, recalentadas en horno de microondas 75 150 22
Puré de papa 74 150 15
Puré de papa instantáneo 85 150 17
Papa al horno 85 150 26
Leguminosas
Alubias 38 150 12
Chícharos 48 80 3
Frijoles soya cocidos en agua 18 150 1
Frijoles bayos 38 150 9
Frijoles negros 30 150 7
Frijoles pintos cocidos en agua con sal 14 150 4
Garbanzos 28 150 8
Lentejas 29 150 5
Verduras
Calabaza 75 80 3
Elote 53 150 17
Nabo 72 150 7
Nopales 7 100 0
Zanahoria 47 80 3
Frutas
Cerezas 22 120 3
Chabacanos 57 120 5
Chabacanos deshidratados 31 120 9
Chabacanos hidratados en almíbar 64 60 12
Chicozapote 40 120 12
Ciruela 39 120 5
Ciruela pasa sin semilla 29 60 10
Coctel de frutas enlatado 55 120 9
Dátiles deshidratados 103 60 42
Durazno 42 120 5
Durazno enlatado en almíbar 58 120 9
Fresas 40 120 1
Higos deshidratados 61 60 16
Mango 51 120 8
Manzana 38 120 6
Manzana deshidratada 29 60 10
Melón 65 120 4
Mermelada de fresa 51 30 10
Naranja 42 120 5
Papaya 59 120 10
Pasas 64 60 28
Pera 38 120 4
Piña 59 120 7
Plátano 52 120 12
Sandía 72 120 4
Toronja 25 120 3
Uvas 46 120 8
Lácteos
Leche entera 27 250 3
Leche descremada 32 250 4
Leche condensada y endulzada 61 250 83
Yogurt natural 36 200 3
Yogurt para beber bajo en grasa 38 200 11
Yogurt bajo en grasa con fruta 27 200 7
Yogurt sin grasa con edulcorante 24 200 3
Helado 61 50 8
Bebidas
Milo, polvo sabor a chocolate disuelto en leche entera de vaca 36 250 9
Quick, polvo sabor a chocolate disuelto en leche semidescremada 41 250 5
Quick, polvo sabor a fresa disuelto en leche semidescremada (.5%) 35 250 4
Yakult, leche fermentada con lactobacilos 46 65 6
Leche de soya 44 250 8
Coca-cola 63 250 16
Fanta 68 250 23
Gatorade 78 250 12
Jugo de manzana sin endulzar 40 250 12
Jugo de naranja 50 250 13
Jugo de piña sin endulzar 46 250 16
Jugo de tomate enlatado sin azúcar 38 250 4
Jugo de toronja sin endulzante 48 250 11
Jugo de zanahoria fresco 43 250 10
Golosinas y botanas
Chocolate con leche 43 50 12
Chocolate Marsh 65 60 26
Chocolate Snickers 55 60 19
Chocolate Twix 44 60 17
Barra deportiva Power Bar 56 65 24
M&M’s de cacahuate 33 30 6
Nutella 33 20 4
Natilla preparada de polvo con leche entera 35 100 6
Pudín instantáneo, preparado de polvo con leche entera 44 100 7
Turrón de Gijón 32 30 4
Dulces de goma 78 30 22
Salvavidas sabor a menta 70 30 21
Skittles 70 50 32
Pretzels horneados 83 30 16
Palomitas de maíz regulares cocidas en horno de microondas 72 20 8
Papas fritas regulares con sal 54 50 11
Totopos de maíz 63 50 17
Cacahuates 23 50 2
Nueces de la India 22 50 3
Productos preparados
“Dedos” de pescado 38 100 7
Nuggets de pollo, congelados y recalentados en horno de microondas 46 100 7
Burrito de frijoles refritos y salsa de tomate 28 100 5
Taco de frijoles refritos y salsa de tomate 39 100 9
Taco frito de papa, jitomate y lechuga 78 100 11
Pizza de queso 60 100 16
Pizza Suprema (Pizza Hot) 30 100 7
Pizza vegetariana 49 100 12
Espagueti a la boloñesa 52 360 25
Ravioles rellenos de carne, cocidos en agua 39 180 15
Sopa de chicharrón enlatada 66 250 27
Sopa de lentejas enlatada 44 250 9
Sopa de tomate 38 250 6
Sopa minestrone 39 250 7
Sushi 52 100 19
Ensure 50 237 19
Azúcares
Fructuosa 19 10 2
Glucosa 100 10 10
Lactosa 46 10 5
Maltosa 105 10 11
Sacarosa 68 10 5
Miel de abeja 73 25 15
FUENTE: Noriega, E. (2004). El IG. Cuadernos de Nutrición, 27(3), 117-124.

Para el lector interesado
Arteaga Ll., A. (2006). El Índice Glicémico. Una controversia actual. Nutrición Hospitalaria, 21, 55-60.
Jiménez C., A., Seimandi M., H. y Bacardí G., M. (2003). Efecto de dietas con bajo IG en hiperlipidémicos. Nutrición Hospitalaria, 18, 331-335.
Noriega, E. (2004). El IG (I). Cuadernos de Nutrición, 27(3), 117-124.
Noriega, E. (2004). El IG (II). Cuadernos de Nutrición, 27(4), 165-172.
Verdalet G., I. (2000). La importancia de una cultura alimentaria. La Ciencia y el Hombre, 13(3), 19-26.
Verdalet G., I. (2001). Alimentos funcionales para una alimentación adecuada. La Ciencia y el Hombre, 14(2), 35-40.
Verdalet G., I. (2002). Los hábitos alimentarios. La Ciencia y el Hombre, 15(3), 39-40.




Publicado por: Laura Fernández