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Naucalpan, Estado de México, Mexico
♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.

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lunes, 26 de noviembre de 2012

ENCENDER EL FUEGO SANADOR EN NUESTRO INTERIOR - Caroline Myss



Me parece interesante la visión intuitiva de la Dra. Caroline Myss, es una forma de ver la enfermedad desde el espíritu. Nos habla de cómo sanar desde nuestras creencias, desde lo simbólico.
Menciona a Carl Jung, quién decía: ningún problema se resuelve al nivel en el que se originó; para hallar la solución es preciso alcanzar un nivel superior.
Nos aporta ejercicios para este trabajo personal, así como una oportunidad de cambiar nuestra forma de observar y entender la enfermedad. De aprender y poner en práctica nuestra capacidad sanadora. Les dejo las palabras de la Doctora Myss.

Una cosa es comprender intelectualmente los pasos que debe dar para curarse, y otra muy distinta comprender lo que debe hacer emocionalmente. Para encender el fuego sanador, debe creer algo con todo su corazón. El corazón contiene el agente catalizador que hace que el resto de la mente y el cuerpo sanen mediante una reacción en cadena.
El espejismo más grave de la Nueva Era es que basta con potenciar la conciencia psíquica para sanar. Créame, la conciencia psíquica por sí misma no es suficiente. A lo que vemos y percibimos a nuestro alrededor, los hindúes y los budistas lo llamaban maya, ilusión o espejismo. Depender exclusivamente de nuestra conciencia psíquica para sanar nuestro cuerpo es tan absurdo como utilizar cocaína, y provoca una adicción más grave; nos induce a creer que nuestra vida está cambiando cuando en realidad nos está dejando impotentes. No se haga ilusiones, sanar requiere una gran fuerza de voluntad.
Para empezar a combinar el poder de la mente, el cuerpo y el espíritu, y convertirlo en la voluntad de curarnos, debemos aprender a utilizar los tres tipos de percepción comentados con anterioridad, para modificar su mentalidad y su vida. El hecho de interpretar sus pensamientos, actitudes y desafíos dentro de este modelo de tres tipos de percepción tribal, individual y simbólico le procurará una gran ventaja a la hora de sanar sus problemas físicos y resolver sus crisis vitales. Estas formas de enfocar la vida le ofrecen tres perspectivas distintas sobre su capacidad de sanar y una mayor comprensión de lo que le ocurre a usted y dentro de usted. Como decía Carl Jung, ningún problema se resuelve al nivel en el que se originó; para hallar la solución es preciso alcanzar un nivel superior.
Los ocho chacras básicamente constituyen un puente entre nuestra conciencia personal y la conciencia impersonal de la dimensión arquetípica. Esta contiene los patrones arquetípicos, los temas e imágenes reconocidas universalmente que procuran una visión impersonal de las experiencias humanas, derivadas de lo que Jung denominaba el inconsciente colectivo. Cuando somos capaces de contemplar los acontecimientos de forma simbólica en lugar de personalmente, observamos los arquetipos que operan en nuestro interior, como «el niño herido», el «salvador», el «héroe», la «madre», el «padre», la «mujer sabia» el «hombre salvaje». Los arquetipos no son necesariamente positivos ni negativos, constituyen unos antiguos patrones de conducta en los que caemos en determinadas circunstancias. Si consideramos nuestra respuesta a un hecho como el reflejo de un determinado arquetipo evitaremos interpretar ese hecho personalmente e invertir en él la energía celular que precisamos para sanar espiritual y físicamente.
Mientras aprende a utilizar las Tres Columnas de Percepción, tenga presente que no constituye un sistema de pensamiento «bueno-mejor-perfecto». Cada tipo de poder tiene algo que ofrecer para ayudarnos a vivir de forma armoniosa y consciente. El poder tribal, por ejemplo, corresponde principalmente al inundo físico,  es la forma más externa de energía. Debemos abrazar la dimensión física que encarna, al igual que la dimensión espiritual, no separarlas. El poder tribal le permite analizar los cambios que se producen en su vida de forma más tangible que el poder individual o el simbólico. Pero el poder tribal puede, asimismo, limitar su capacidad de curarse si piensa de forma condicional (por ejemplo: este fármaco funciona, quizá se cure mi enfermedad). Por ese motivo, es preciso manejar con precaución este nivel de conciencia. Procure pensar “Este tratamiento curativo dará resultado porque sé lo que mi cuerpo necesita» Controle los pensamientos tribales negativos que le asalten, como por ejemplo: «No estoy seguro de que esta terapia funcione»; cuando tenga estos pensamientos, invoque a su quinto chakra de energía («voluntad» o «elección») para decir: «Yo hago las elecciones que necesito», y tenga la certeza de que esas elecciones le darán buen resultado. Si piensa o cree que una enfermedad sólo se cura por medio de fármacos, invoque a su voluntad individual y diga: «Todo puede curarse, y yo puedo alcanzar una curación total.»
La utilización del poder individual y el poder simbólico le libera de los prejuicios y las limitaciones temporales de su medio externo. El poder simbólico le permite ver a través de los espejismos físicos y reconocer la lección que le ofrece cada desafío al que se enfrenta. Al ascender al nivel simbólico, donde el tiempo y el espacio no están sometidos a las limitaciones humanas, podrá contempla! las cosas desde una perspectiva superior. Ello le permitirá trazar un programa de acción, utilizando la voluntad individual. Puede utilizar la energía de la visión simbólica en codos los aspectos de su vida, desde crear un nuevo trabajo a librarse del pasado y seguir adelante.
El primer paso para utilizar las Tres Columnas de Percepción consiste en eliminar todas las creencias negativas sobre la curación. Empiece por trazar un gráfico con espacio para tres columnas, y escriba los nombres de los tres tipos de poder en la parte superior de las columnas. Identifique dos o tres de las creencias fundamentales que usted sostenga, relacionadas con la percepción y el poder tribal e individual, y anótelas en la columna correspondiente del gráfico. Da lo mismo que esas creencias sean negativas o positivas. Por ejemplo: «El proceso de curación es largo, doloroso y difícil» es una creencia negativa que deriva del poder tribal, por lo que debe anotarla en la columna tribal. La creencia de que «la curación contiene un mensaje para mí, y yo debo mostrarme receptivo a cualquier, cambio que sea necesario» nace del poder simbólico, porque crea un estado anímico receptivo a la objetividad, a contemplar las cosas de forma arquetípica en lugar de personal. Así pues, anótela en !a columna simbólica.
A continuación indico diez ejemplos de creencias correspondientes a cada tipo de poder. La causa de que las creencias tribales sean negativas estriba en que la cultura tribal es más propensa que las otras dos a aterrarse a creencias negativas, aunque el poder individual también lo haga una ocasión. A medida que usted madure en materia de percepción espiritual, podrá reconocer el poder inherente a su interior (individual) en contraposición a buscar un poder fuera de usted (tribal).

Creencias tribales sobre la sanación

1. La enfermedad es un proceso largo y doloroso.
2. Las enfermedades graves no se curan por completo.
3. Sólo los medicamentos químicos son eficaces.
4. La enfermedad es el resultado de un estrés dirigido hacia mí por otras personas.
5. Yo no he tenido nada que ver en la creación de esta enfermedad.
ó. Mi enfermedad es un castigo por faltas que he cometido.
7. Recurrir a la terapia significa reconocer que padezco una enfermedad mental.
8. El responsable de mi curación es mi médico.
9. La enfermedad no tiene nada que ver con mis emociones ni con mi estado psíquico.
10. Para curarme debo pactar con lo Divino.

Creencias individuales sobre la sanación

El lado negativo de la mentalidad individual
1. MÍ enfermedad es el resultado de mi negatividad.
2. Mi enfermedad contiene un factor kármico.
3. La medicina alopática niega el poder y la eficacia de la medicina holista.
4. La meditación y la nutrición me ofrecen el suficiente apoyo para curar mí enfermedad.
5. Mi enfermedad debe estar enraizada en mi infancia porque ésta fue muy dolorosa.
6. Si me convierto en un individuo sano y fuerte me quedaré solo. El lado positivo de la mentalidad individual
7. La curación constituye un viaje espiritual.
8. Mi espíritu es más fuerte que mi cuerpo.
9. Existen ciertas lecciones que debo aprender a medida que avanzo en el proceso de curación.
10. Para curarme debo asumir la responsabilidad de dicho proceso.

Creencias simbólicas sobre la curación

1. Yo formo parte de un sistema vital universal.
2. Todo cuanto es vida ayuda a mi vida.
3. Identificar mis patrones arquetípicos me ayuda a reconocer mi papel en creencias compartidas universalmente.
4. El afán de comprender el significado simbólico que encierra la experiencia de una enfermedad me ayuda a recorrer el camino que debo seguir para sanar.
5. Mi enfermedad puede ser una forma de recibir tina nueva orientación espiritual.
6. Buscar razones negativas de por qué he contraído una enfermedad no es útil. Lo más importante son las elecciones que yo haga hoy.
7. No existen elecciones erróneas. Cada elección en la que crea constituye un medio eficaz de curación.
8. Constantemente recibo orientación hacia el significado y el propósito de la vida.
9. El tiempo es una ilusión y por tanto no influye en el proceso de curación.
10. La edad no influye en el proceso de sanación.

Apliquemos ahora las Tres Columnas de Percepción a una típica creencia tribal y veamos cómo podemos transformarla en una percepción simbólica. Empiece por escribir la siguiente creencia: «La enfermedad es un proceso largo y doloroso» en la columna tribal. Luego trasládela al nivel simbólico de percepción, donde el tiempo no constituye un factor y el dolor puede ser un maestro. La percepción simbólica puede aniquilar el poder de esa creencia tribal al contemplarla de forma distinta, de modo que escriba en la columna simbólica: «La curación trasciende el tiempo lineal. Puede producirse en un instante.» Ahora debe construir un puente de acción para conectar esas dos polaridades. Cree ese puente en la columna individual escribiendo: «Me comprometo a centrar mi atención y mi voluntad en mantener mi energía en el momento invisible de aquí y ahora.» Esto significa que cada vez que caiga en un pensamiento negativo como « ¿por qué tuvo que ocurrirme esto?», o escuche a alguien expresar esa creencia, regrese a un mantra interior que le reoriente de inmediato hacia el pensamiento trascendental de que la creencia puede ser cierna para esa persona pero no para usted-.
El mantra puede ser tan sencillo como decir: «Ese pensamiento tribal no posee autoridad alguna sobre mí. Ale niego a conectar mis circuitos a ese pensamiento. No malgastaré mi energía en esos pensamientos.»
Cuando trate de transformar sus creencias tribales e individuales negativas sobre la curación en unas creencias simbólicas, tenga presente que la clave es mantener la objetividad. «Mi experiencia de una enfermedad» se convierte en «la experiencia de una enfermedad». A nivel físico, el aprender algo mediante una enfermedad es un proceso mucho más arduo que aprenderlo a través de un libro.
Pero a nivel simbólico, ambas se convierten simplemente en unas experiencias mediante las cuales aprenderá ciertas cosas. Debe acostumbrarse a contemplar su enfermedad como contemplaría el hecho de regresar a la escuela. El alcanzar un estado psíquico objetivo durante siquiera cinco minutos al día es tan valioso que puede infundir en su cuerpo la energía equivalente a vivir seis meses con auténtica esperanza.
No es fácil alcanzar cierto desapego. En la cultura occidental, ese término, en ocasiones, se considera negativo, como si representara una actitud fría y distante que implica disgusto o resentimiento. Para la curación, es preferible considerar el desapego como un medio de separarnos de los temores de la mente y contemplar nuestras circunstancias como una experiencia que atravesamos en lugar de una experiencia que controla nuestra vida física. Un método eficaz de alcanzar esta posición espiritual es crear un mantra, una plegaria o un canto que le ayude a asumir una perspectiva trascendente. Por ejemplo, cierre los ojos y repita una frase como «asciendo más allá de mis temores en este momento y siempre» o «los miedos ya no poseen autoridad sobre mi espíritu». Puede recurrir a una figura espiritual que represente el estado de conciencia que está buscando en ese momento, ya sea Jesús, Buda, María, Ramana Maharshi oTeresa de Avila. No es necesario que la plegaria o el mantra sea largo y complicado. De hecho, cuanto más breve, mejor; la brevedad posee poder porque las plegarias breves son más fáciles de repetir.
Mientras anota sus creencias positivas y negativas en las columnas correspondientes, trate de calcular el grado en el que está conectado energéticamente a cada creencia negativa. Asimismo, calcule la cantidad de energía que desearía transmitir a cada creencia positiva. Por ejemplo, la creencia negativa «curarse es un proceso largo, doloroso y complicado» puede poseer cierta autoridad en su interior, mientras que la creencia positiva «soy capaz de curar cualquier dolencia» puede ser algo en lo que usted desea creer pero no es capaz de interiorizar del todo. En ese caso, escriba que desearía dirigir buena parte de su energía hacia esa creencia. También puede valorar su conexión con cada creencia escribiendo «activa» o «inactiva» junto a ella. Esfuércese en distinguir cuando una creencia representa para usted una mera idea intelectual y cuando posee autoridad en su interior. Como ya he dicho, las ideas intelectuales no poseen ningún poder curativo.
Este ejercicio no puede completarse ni en un día ni en una semana. No se desanime si comprueba que, al principio, sólo es capaz de enumerar unas pocas creencias. Requiere un gran esfuerzo consciente desenterrar todas las creencias a las que nos aferramos. Los pensamientos y las actitudes aflorarán a lo largo de las situaciones y conversaciones de su vida cotidiana, mostrándole sus creencias. Las personas con las que trata habitualmente pondrán de relieve distintas facetas de su personalidad: algunas potenciarán la faceta optimista, otras activarán sus temores.
Cada creencia merece ser examinada, por lo que es recomendable que tenga siempre a mano una libreta donde anotar los pensamientos y recuerdos que desencadena este proceso. Tenga presente que las creencias negativas, por lo general, conducen a unos hábitos de conducta negativos. Examine los hábitos de conducta que le preocupan hasta lograr discernir las creencias en los que se basan.
Por ejemplo, si comprueba que una enfermedad recurrente es el resultado de una dieta cargada de productos refinados y azúcar, puede atribuir esta conducta negativa—consumir esa dieta— a la creencia de que usted no tiene nada que ver en la creación de su enfermedad.
Si a la hora de analizar sus creencias tiene la sensación de topar con un muro, hable con su hermano u otro miembro de su familia sobre los criterios que comparten y las diferencias que se interponen entre ustedes. Mantenga la conversación en un tono neutral: se trata sólo cié averigua! más cosas sobre las creencias conscientes e inconscientes de su tribu. Asimismo, si trabaja en una oficina, pregunte a un compañero de confianza o a un colega profesional con quien tenga amistad qué criterios son los que, en opinión de él o ella, le lastran a usted en su trabajo. Aunque al principio le cueste recurrir a otros para efectuar «un control sobre su percepción», le resultará muy útil a la hora de organizar sus ideas sobre los problemas que su plantean en un proceso de sanación. Por ejemplo, que crea que no ha contribuido tanto como sus colegas a un determinado proyecto de trabajo. ¿Es una valoración justa, o cree esto porque siempre se ha contemplado a sí mismo a través de un prisma de incompetencia? Pregunte a algún colega con quien tenga confianza si piensa lo mismo sobre sí mismo, o sobre usted. Si cree tener la culpa de todos los fallos que se producen en el trabajo, averigüe si sus colegas opinan igual que usted o si se culpa a sí mismo debido a una falca de autoestima.
Si cuenta con un maestro espiritual o pertenece a una institución, religiosa, hable con su sacerdote, ministro, rabino, lama o director espiritual y pídale que le ayude a explorar cualquier pregunta que le preocupe, como, por ejemplo, «¿acaso no he logrado establecer una conexión con lo Divino porque no he seguido una práctica espiritual continua o clásica?». Otra pregunta muy útil es « ¿la bondad para los demás puede considerarse una práctica espiritual?». Mas preguntas, y los diálogos que propicia el hecho de unirse a los demás y a sus criterios, le proporcionarán un gran consuelo y ayuda a la hora de crearse una orientación mas positiva.
El paso siguiente en las Tres Columnas de Percepción consiste en examinar su relación con los demás. El propósito de este paso es ayudarle a evaluar cuánta energía sigue invirtiendo en su pasado, restándola a su vida presente y a su salud.
Al igual que calculó la cantidad de poder que asigna a sus creencias, trate de calcular la energía que «malgasta» en sus relaciones. Una vez que haya tomado conciencia de lo que le perjudican ciertas relaciones, dejará de hacer esas malas inversiones. Recuerde que la curación es una tarea «costosa» desde el punto de vista energético, y que debe hacer acopio de toda su energía vital para centrarla en su presente inmediato, en su «cuenta corriente de gracia» actual. Para ganar, para curarse, es preciso que usted esté presente.
Redacte una lista de las relaciones en su vida que cree que son incompletas,
incluyendo el nombre de la persona y el motivo. Incluya también las relaciones pasadas, con sus padres o hermanos, amigos o colegas profesionales, a medida que se le ocurran. Por ejemplo, si cree que su padre o su madre o ambos nunca le han aceptado tal como es usted, inclúyalos en la lista. Puede darse el caso de que su padre o su madre muriera siendo usted un niño, y esto le produjera una sensación de abandono que aún no ha logrado resolver. O quizá crea que perjudicó de alguna forma a uno de sus padres o a ambos, y todavía experimenta un profundo sentimiento de culpa. Si piensa que la asignatura que tiene pendiente con su padre o su madre consume una elevada proporción de su energía, anótelo. Utilice una frase como «gran pérdida de energía» o «pequeña pérdida de energía» para diferenciar las relaciones.
Debe prestar el mismo grado de atención a todas las relaciones que siguen aportando una influencia negativa a su vida: colegas cíe trabajo, compañeros sentimentales, amigos que le han tallado. Compruebe cuánta energía negativa genera hacia las personas que envidia o teme. Asimismo, trate de identificar la clase de sentimientos negativos que asocia con cada una de esas relaciones y el motivo por el cual sigue transmitiendo su energía liada éstas. Por último, si ciertos lugares físicos suscitan en usted recuerdos negativos, ya se trate de una ciudad, un país, la escuela a la que asistió o la casa o el barrio donde vivió antes, siga el mismo proceso para evaluar su energía.
Por lo general, la mayoría de nuestros recuerdos negativos corresponde a la columna tribal. Una gran parte del dolor que recibimos y generamos es fruto de problemas que padecimos en la infancia, en nuestras relaciones y nuestro trabajo. Tenemos problemas con el dinero, el poder, la sexualidad y la autoestima. Aunque nuestro viaje vital es esencialmente espiritual, descubrimos nuestro espíritu a través de experiencias en el mundo físico. Cuanto más fuerte y más consciente sea su espíritu, más fácil le resultará transmitir esa energía positiva ala región maten al: el mundo que le rodea, sus relaciones, su familia y su profesión.
Por último, aplique las Tres Columnas de Percepción a sus patrones de conducta, utilizando el mismo método. Una forma de razonamiento simbólico es identificar los patrones arquetípicos que se hallan activos en usted, como el «niño herido» o el «salvador*. Utilizar un enfoque arquetípico le permitirá reconocer sus patrones de conducta desde una postura más objetiva y compasiva. Anote algunos de los temas que le preocupan referentes al dinero, el sexo y el poder. ¿Le resulta difícil ahorrar dinero? ¿Utiliza el sexo para evitar comprometerse en una relación sentimental? ¿Teme ejercer su poder porque su padre era una persona dominante, o lo utiliza de forma abusiva por el mismo motivo? Observe de nuevo que la mayoría de esos patrones de conducta corresponden ala columna tribal, incluso problemas como no ser capaz de perdonar a alguien. Supongamos que tiene usted ese problema: aunque el perdón es una cuestión que atañe al corazón (cuarto chakra), el motivo por el que no puede perdonar probablemente está relacionado con un problema tribal como el sentirse traicionado o violado de alguna forma (primer chakra).
Ahora céntrese en las entradas que ha apuntado en la columna tribal. Describa cuál cree que es el significado simbólico de cada creencia, relación o conducta negativa que se haya en esa columna. Por ejemplo, la creencia «siempre ayudo a otros que no aprecian lo que hago por ellos», interpretada simbólicamente, representa su oportunidad de comprender el arquetipo del «salvador» que lleva dentro, la necesidad de entregarse heroicamente con el fin de salvar a alguien. Al igual que muchos arquetipos, el de «salvador» puede ser un papel positivo, pero, por regla general, sólo conduce a una conducta autodestructiva que se hace pasar por altruismo. En cierta época de la historia de la humanidad, el salvador era un auténtico héroe, aunque las misiones de salvamento solían realizarse por el bien de la tribu y a costa del salvador.
Después de identificar el significado simbólico, pregúntese: « ¿Qué puedo hacer para rectificar esta conducta e infundir de nuevo poder y fuerza a mi organismo?» A continuación anote la respuesta en la columna del poder individual.
Por ejemplo, «antes de ofrecer ayuda a alguien, analizaré mis motivos. Si mis motivos son salvar o consolar a alguien, trataré de identificar la razón por la cual necesito comportarme de ese modo.» Puede preguntarse: « ¿Esa persona me ha pedido ayuda, o se la he ofrecido yo prematuramente debido a mí necesidad de que los demás me necesiten?» Entre parejas, este tipo de «altruismo» puede consistir en un compañero que «salva» al otro, por ejemplo, un alcohólico, de tal forma que permite que éste siga bebiendo. O bien, si su compañero le refiere un problema que tiene en el trabajo, quizás el otro le ofrezca la manera de «solventar» el problema, cuando lo único que su compañero pretende es que le escuche con comprensión.
Quizá su compañero desee resolver él mismo el problema, y los intentos del otro por «salvarle» impiden que lo haga.
Al utilizar estas tres formas de contemplar sus creencias y conductas, aprenderá a solventar sus problemas e influir de modo positivo en las situaciones. Cuando busca el significado simbólico de un determinado asunto, contribuye a desconectar su energía del temor y conectarla a ese asunto. La percepción simbólica le permite crear unas opciones que, de otra forma, habría tenido que concebir dentro de las limitaciones de la percepción tribal. El hecho de introducir la percepción simbólica en los dominios tribales, o en el mundo cotidiano en el que usted se halla, le ayudará a reorganizar su medio físico con el fin de conectar el poder de su cuerpo con su espíritu. Por ejemplo, si cree que está siendo castigado por alguna falta que cometió, sustituya esa creencia por la siguiente percepción simbólica: «Cada enfermedad me ofrece la oportunidad de aprender algo sobre mí mismo.»
Así, su poder individual se convertirá en el medio por el cual usted creará un patrón de conducta lo suficientemente potente para activar, en el interior de su cuerpo físico, la energía que vibra a nivel simbólico.
Puede utilizar estas tres formas de percepción y poder en todas las facetas de su vida para resolver problemas y relaciones conflictivas, para apreciar lo positivo que hay en su vida y, por supuesto, para potenciar su proceso de curación. La columna tribal es la columna de los problemas; la columna individual es la columna activista. Nuestra voluntad y muestras acciones individuales nos alejan del caos del pensamiento tribal y nos orientan hacia el mundo y, a través del mundo, hacia nuestro espíritu y nuestra curación. Por esto es imprescindible que modifiquemos nuestras creencias y patrones de conducta negativos a fin de avanzar en el proceso de curación.
Reconozco que es un proceso complejo, de modo que examinemos otro ejemplo para asegurarnos de que usted lo ha comprendido. En primer lugar, anote una creencia, relación o conducta negativa en la columna tribal. Un lamentable ejemplo de creencia tribal es la de que ciertas razas, nacionalidades o religiones son inferiores, lodos caemos en este tipo de creencias, pero esas creencias sólo existen a nivel externo o físico y no poseen ningún significado simbólico.
A continuación, pase a la columna simbólica y cree el medio de contemplar esa creencia, relación o conducta de forma que potencie su poder personal.
Una forma de pensamiento simbólico es contemplar el problema en términos de un principio universal. En el caso de una creencia racista o nacionalista, el principio puede ser algo tan sencillo como «todo es uno». Ahora describa en la columna individual un tipo de conducta que le ayude a realizar el cambio de percepción tribal a percepción simbólica. Si pretende llevar a cabo una curación física o psíquica, puede escribir que necesita acudir a un grupo de apoyo o a un terapeuta, o cree una nueva disciplina interior como mantener un diario en el que anote todas las cosas por las que se siente agradecido cada día de su vida. El propósito, en este caso, es construir un puente entre la columna tribal y la columna simbólica por medio de una acción personal mediante la cual pueda asimilar en su organismo la energía positiva que emana del nivel simbólico de razonamiento. Para volver al ejemplo de las creencias racistas y nacionalistas, mi consejo es que modifique su vocabulario: ésta es la acción positiva que le permitirá tomar conciencia de su perspectiva y modificarla. Observe cuando dice «nosotros» en Jugar de «yo» en determinadas situaciones, tome conciencia de su postura defensiva hacia otros, cuestione su identificación con su nación o grupo étnico. Empiece por pensar en usted mismo, y por referirse a usted mismo como un ser global en lugar de étnico.
¿La tasa de desempleo es un problema menos grave en Japón que en Estados Unidos? ¿El conflicto étnico representa un problema tan sólo en las naciones de África y en los Balcanes?
Una vez que haya aprendido a utilizar las Tres Columnas de Percepción, emplee este método de forma periódica para potenciar su curación. Es una herramienta poderosa, pero no la única. A continuación, indico otros métodos útiles destinados a propiciar su fuego sanador, un poder que, una vez encendido, no tiene límites. Utilice cualquiera de estos métodos o todos ellos junto a las Tres Columnas de Percepción a fin de maximizar su capacidad sanadora.

LEÑA PARA EL FUEGO

Aprenda a decir no

El favor más importante que usted puede hacerse en una situación crítica es aprender a administrar su tiempo. Usted es su primera prioridad. Para ella lo primero que debe hacer es aprender a decir no. Deje de pensar que va a perderse la gran oportunidad de su vida si no acude a algo, tanto si se trata del estreno de una película muy galardonada, la boda de un pariente o una reunión de negocios.
Recuerde que sólo está presente ahora, no sabe lo que ocurrirá mañana. Las preguntas son, esencialmente, las mismas, tanto si está sano como si trata de sanar: « ¿Deseo invertir mi tiempo en esto? ¿Estoy malgastando el valioso bien del tiempo porque temo perderme una oportunidad importante?»

Cuando se enfrente a una crisis vital, hágase estas preguntas:

1. ¿Quiénes son las personas más importantes en mi vida?
2. ¿Estoy invirtiendo mi tiempo en las personas y las cosas más importantes para mí, tanto para sanar como para vivir una existencia plena?
3. Si no es así, ¿qué puedo hacer para modificar la situación?

Aunque estas preguntas de evaluación puedan parecerle más cruciales en una época de transición —cuando se enfrenta a una crisis de salud o a una crisis espiritual— debe formulárselas periódicamente durante toda su vida. Al igual que debe conservar su energía y utilizarla con prudencia, debe aprender a administrar su tiempo. Quizá deba reducir el tiempo que pasa en compañía de personas cuya orientación o conducta no encajan con la necesidad que usted tiene de sanar. No pretendo decir que, si trata de curarse de un cáncer o una historia de incesto, deba pasar todo el tiempo en compañía de otras víctimas de cáncer o de incesto. Pero si existen ciertas personas en su vida —amigos, parientes, compañeros de trabajo— que se expresan y se comportan de forma negativa, que no respetan su cuerpo o que le animan a comportarse de un modo que no favorece su curación, pregúntese si le conviene estar con ellas. El mero hecho de que alguien desee ser su amigo no es motivo suficiente para que usted dedique tiempo a esa persona en estos momentos de su vida.
Tampoco pretendo decir que deba «hacer algo útil» en todo momento, máxime si el «hacer algo» empieza a asumir la forma de una obsesión con la actividad y el rendimiento. Administrar su tiempo significa concederse unos espacios vacíos para usted mismo, para no «hacer» nada más que dejar que afloren ala superficie nuevas ideas y sentimientos. Esta «inactividad» es el mismo principio en eí que se basa la meditación, pero puede utilizarla para desembarazarse de tareas y preocupaciones a lo largo de toda su jornada, dedicando unos minutos a sí mismo. En este senado, una enfermedad, un trauma o una crisis vital pueden representar una oportunidad para que usted explore su vida a un ritmo más pausado. Decir no a hacer algo puede significar decir no a ocuparse en algo o simplemente para hacer algo. Este principio constituye un contrapeso muy útil para la segunda forma de propiciar su fuego sanador.
Dra. Caroline Myss
La medicina de la energía

¡DR. SOY SADOMASOQUISTA, SOY PERVERSO!!!!! (Dr. Argañaraz)




Sadomasoquismo, un tema controvertido. Crea confusiones y además parece estar de moda, entre otras cosas por el furor causado por la novela erótica Cincuenta sombras de Grey, primera de la trilogía publicada por la autora británica E. L. James. La dos siguientes son: Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas. 

No sólo se convirtieron en Best Sellers sin tener, a mi juicio calidad literaria, sino que ha hecho pensar a muchas mujeres que esto es lo que necesitan en su vida, sin tener ellas el conocimiento del tema, de sus riesgos, sus limitaciones y sin saber que estas prácticas no son para todos, debe existir gusto y placer de los integrantes por llevarlas a cabo, o puede resultar no solo insatisfactorio, sino convertirse en una experiencia muy desagradable. Les dejo este artículo del Doctor Argañaraz, médico psiquiatra y sexólogo, quien explica de manera muy clara este tipo de conductas y cuándo una persona necesita un tratamiento para modificarlas. 
Espero te resulte interesante.

En Sexología, no se utiliza el término perversión sexual para calificar ninguna conducta. La sexología modificó el término perversión, por PARAFILIA ya que carece de connotaciones peyorativas, descalificantes, discriminativas o morales. La palabra perversión fue y sigue siendo usada por psicoanalistas con conceptos antiguos para calificar algunas conductas, incluidas las sexuales, las cuales no tienen nada que ver con los conceptos de la sexología, por lo cual los sexólogos no podemos, ni debemos usar dicha palabra.
En los manuales Diagnósticos se define parafilia como la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio, e impulsos o comportamientos sexuales, que por lo general engloban: 1) objetos no humanos; 2) sufrimiento o la humillación de uno mismo o de la pareja, o 3) niños u otras personas que no consienten, y que se presentan durante un periodo de al menos seis meses”. Pero también esos impulsos, comportamientos y fantasías deben “provocar malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo”. 
Como dice la definición, es muy importante que la conducta se encuentre presente por lo menos 6 meses, y que produzca malestar o trastornos significativos en lo personal, laboral y social. Es decir, como por ejemplo, una persona que tiene un fetichismo por la ropa interior necesita comprar ropa interior en forma constante, para poder excitarse y masturbarse con ella, y en ocasiones en lugares públicos, exponiéndose a situaciones de riesgo que pueden lindar con lo delictivo o comprometer su trabajo, pero no pueden inhibirse, tienen que hacerlo, lo necesitan, y lo hacen. Una característica fundamental de un parafílico es que necesita de esta conducta sexual en forma imprescindible para cualquier acto sexual, ya que es lo que lo excita y si no está no logra estimularse, no lo disfruta, no puede hacerlo. Solo logra excitarse con su parafilia.
También existen conductas parafílicas, es decir una persona puede tener, en algunos momentos, conductas fetichistas, exhibicionistas, sádicas, masoquistas, etc, pero no llegan a constituir una verdadera parafilia, siendo estas conductas parafílicas muy comunes entre las personas. Todos solemos tener en algún momento de nuestra vida sexual alguna conducta parafílica. La gran diferencia con una parafilia es que, las personas con alguna conducta parafílicas no tienen a esta, como única conducta excitatoria, tiene variantes, puede excitarse con otros estímulos, el parafílico no, solo se estimula con esa conducta.
Una de las parafilias más comunes es el sadomasoquismo. El masoquismo es una parafilia, que junto con el sadismo, erotizan el dolor.
El masoquismo se caracteriza por que el ser humillado o atormentado, produce excitación sexual, o participa de actividades en las que se es lesionado físicamente o se pone en peligro su vida para sentir placer sexual.
El Sadismo sexual es una parafilia en la cual, junto con el masoquismo, también erotizan el dolor, sintiendo placer sexual al infringir sufrimiento a otra persona.
Se debe destacar que tanto en el sadismo como en el masoquismo, el fin es el placer sexual. Existen personas que pueden tener conductas sádicas y conductas masoquistas, donde el fin no es el placer sexual, por lo cual estas conductas no constituyen una parafilia, formando parte de situaciones agresivas de diferentes trastornos psiquiátricos que nada tienen que ver con alteraciones sexuales. 
Siempre nos debemos preguntar ¿Cuándo una persona necesita un tratamiento para modificar su conducta? Se debe implementar un tratamiento siempre que esta conducta implique un delito, cuando no hay consentimiento de la pareja para el ejercicio de la misma y cuando el daño que se ejerce a la pareja o a uno mismo pone en grave riesgo la integridad física o la vida.
Especialmente se debe implementar tratamiento cuando la parafilia genera en la persona severos trastornos personales, de pareja, familiares, sociales o laborales.
El parafílico es una persona que tiene un problema que necesita un tratamiento especifico que solo un profesional capacitado puede implementarlo. Un profesional trata un paciente con una parafilia y no a un perverso.



                                                                                                                          Dr. Francisco Argañaraz 
Médico Psiquiatra, Sexólogo 
Fuente: Medicalsex.com.ar 

martes, 13 de noviembre de 2012

LOS AGUJEROS NEGROS Y LA PARADOJA DEL VACÍO - Separación de la pareja - Por: Laura Fernández Torrisi


“Ay, mi amor, 
sin tí no entiendo el despertar. 
Ay, mi amor, 
sin tí mi cama es ancha. 
Ay, mi amor 
que me desvela la verdad... 
Entre tú y yo, la soledad 
y un manojillo de escarcha”.
(Joan Manuel Serrat)

¿Por qué en la separación de la pareja es paradójico hablar de vacío? Simplemente porque cuando alguien falta en nuestra vida, el vacío está lleno de su recuerdo, lleno de todo lo que teníamos con esa persona, lleno de todo lo que ya no está.
Cuando volteamos la mirada o estiramos las manos y no hay nadie al lado, hay un vacío, una sensación de vacío en nuestro ser.
Existe, está, se siente, se toca el vacío en una cama, una habitación sin la presencia del otro, en estantes fríos y desocupados, en ganchos desnudos colgando en la mitad del closet. En el refrigerador y la cocina con la comida que sobra. La imagen y el sentir que las cosas ya no son como eran antes.

A lo mejor, hacía mucho tiempo que lo sabíamos, o que vivíamos en una soledad en compañía. Por momentos podíamos haber imaginado que esto podía pasar, pero es en estos breves instantes de vacío donde se tiene la conciencia plena de que el otro ya no está.
Aquí comienza la dura labor de aceptación y adaptación a esta nueva realidad. Donde ya no “somos” dos. Donde ya no somos pareja y debemos asumirnos con otro nombre: separados. Entonces sentimos el vacío en el corazón, en el alma, en los labios, la piel y los huesos. Un espacio que todo lo ocupa, paradójicamente un vacío lleno, repleto de recuerdos, voces, sonidos, aromas, fotos, cosas y lugares comunes que resuenan, hacen presente centímetro a centímetro la gran ausencia. Todo se llena de ausencia. De un agujero que se abre oscuro en medio del pecho, del aire que se convierte en eterno suspiro.

Parte de un proceso natural cuando hemos sufrido esta pérdida, es sentir el doloroso vacío de la ausencia y es parte de ese mismo proceso aprender a vivir con él.
La sociedad actual nos dice “no llores”, o “un clavo saca a otro clavo”.
Nos enseña que debemos llenarnos de cosas, diversión, alcohol, amigos, comida… La realidad es que aunque intentáramos llenarlo, sólo sería una momentánea ilusión, porque con nada se llena.

Es necesario aprender que es posible vivir con este vacío, conocerlo, sentirlo, acariciarlo, hacerlo parte de nosotros, parte de nuestra vida. Mientras dure nos recordará que perdimos algo significativo, importante, que precisamente por ser irremplazable deja este enorme hueco.  El vacío ocupa un lugar y debemos respetarlo, dejarlo estar, invitarlo a quedarse y cada vez lo sentiremos con menor intensidad hasta que a lo mejor llegue a ser imperceptible. Es invisible, pero no inexistente y nunca desaparece. Podemos definirlo como un gran agujero negro voraz, amenazante dentro nuestro, profundo y oscuro como una larga noche, sin fin… Crece, nos asfixia, nos ahoga, nos traga.

Esos hoyos, nacidos de las pérdidas, se vuelven parte de nuestra historia, nuestra vida e incluso nuestro cuerpo. Y así como aprendimos a vivir con un cuerpo, con los cambios a través de los años, las transformaciones, así los vacios se adaptan a nosotros y nosotros a ellos, se quedan ahí, vacíos  a veces inquietos, a veces inmóviles, y en algún momento, podremos encontrarles un sitio saludablemente renovado, donde su presencia ya no lastime. Donde puedan estar en armonía con nuestros sentimientos.

Haciendo una analogía entre estos agujeros negros en nuestro pecho, existenciales y los agujeros negros formados en el espacio celeste, encontramos, según palabras del científico británico Stephen W. Hawking, quien ha dedicado buena parte de su trabajo al estudio de los agujeros negros, (en su libro Historia del Tiempo) él explica cómo, en una estrella que se está colapsando, los conos luminosos que emite empiezan a curvarse en la superficie de la estrella.
Al hacerse pequeña, el campo gravitatorio crece y los conos de luz se inclinan cada vez más, hasta que ya no pueden escapar. La luz se apaga y se vuelve negro.
Según la NASA, los agujeros negros de masa estelar también se forman cuando dos estrellas de neutrones que orbitan una alrededor de la otra, se fusionan para producir una descarga breve de rayos gamma, este es un tremendo estallido de energía perceptible en todo el universo visible. En cierto sentido, las descargas de rayos gamma marcan el nacimiento de agujeros negros.
Si caes en un agujero negro, no tienes salvación. Tú ya sabes que una vez allí dentro, nunca más podrás salir, pero la situación es aún peor: probablemente, tú o cualquier persona moriría antes de llegar a un agujero negro.
Si bien nuestro vacío, al igual que estos agujeros, no se llena con nada, dicen los científicos que a veces, los agujeros negros son tan luminosos que brillan más que toda una galaxia.

También, La ciencia ha descubierto que se forman nuevas estrellas a partir de ellos, sus discos elípticos, producidos por antiguas nubes de gas (de estrellas previamente desintegradas por los mismos agujeros) originan la condensación o acreción de tales discos que al parecer, dan origen a nuevas estrellas.
Con esta analogía podemos darnos cuenta que nosotros también podemos morir antes de llegar a este agujero negro, o morir también si permanecemos o nos hundimos en él. 



En una sociedad donde todo parece ser llenable, desechable o reemplazable, no se puede llenar vacíos existenciales con dinero, cosas o nuevas personas. Pero, así como se forman nuevas estrellas, también es posible que renazca lo nuevo desde el fondo de ese oscuro vacío y vuelva a brillar la luz desde el fondo de nuestra alma.

                             Escrito por: Laura Fernández Torrisi