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Naucalpan, Estado de México, Mexico
♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

UNA RECETA PARA NO MORIR - RESEÑA - Por: Laura Fernández Torrisi





KRAUS, Arnoldo (2005) Una receta para no morir. Carta a un joven médico. Alfaguara serie circular. México.
Publicado en Figura Fondo núm 24 (2008)



Mi primer encuentro con las letras del Dr. Arnoldo Kraus fue por sus artículos publicados en el diario La Jornada. Los miércoles son para mí, una cita con el gran ser humano que percibo detrás del texto. El año pasado durante el Segundo Congreso de Tanatología tuve el privilegio de verlo, escucharlo como ponente, también de charlar con él, darme cuenta de la congruencia entre la persona que escuché y vi, con la que escribe. Mis sensaciones lo confirman, un hombre comprometido, un gran ser humano reflejado ahora, en un pequeño gran libro de ciento cuarenta páginas, dividido en once cartas, colmado de sabiduría y experiencia, salpicado de sensibilidad y gusto por el arte, se saborea, se vuelve imagen, poesía, color... Una obra sencilla, rica en su lenguaje, profunda, fácil de leer y para muchos difícil de llevar a la práctica. 


“La medicina es un camino inagotable, donde asombro y pasión crecen sin cesar, asombrarse es una bendición y una receta para no morir. La pasión es un regalo del cielo y es otra forma de postergar la muerte. Asombro y pasión son atributos de esta profesión.” 
Elijo compartir este libro escrito por un médico, y no por un terapeuta, como es habitual entre nosotros, porque encuentro en su obra valiosas aportaciones para nuestro quehacer terapéutico y, al igual que ocurre entre las personas, descubro gratamente que entre su vocación médica y la nuestra, hay más similitudes que diferencias. Dice que, “la duda siempre ha sido el germen para crear, disentir y fortalecer ideas”. Desde mi sorpresa los invito a dudar y a descubrir. 
El médico habla de los enfermos, nosotros podemos reemplazar ese término por otro universal, “el ser humano que sufre”, por lo general el que acude a nuestra consulta. Sólo a manera de “probadita” quiero regalarles algunas citas de este libro que aborda temas humanistas y humanos como, ética, responsabilidad, Habla de empatía: 
“Cuando se establece entre médico y enfermo una relación empática, el resultado es magnífico. No es raro que el enfermo tienda a “depositarse” en quien le escucha y se “entregue” a su interlocutor, cobijado y sin condiciones, por la confianza que le inspira esa relación. Esa parte de la medicina, la que vincula profundamente al doctor con el enfermo, la que permite que el corazón fluya de ida y vuelta, es una de las caras más bellas de la profesión” 

De la escucha y la mirada dice: 

“No sobra decir que el paciente que sufre mira diferente y en ocasiones más profundo que la persona sana. Estas personas al hablar “desde adentro”, suelen pensar hondamente. Y al pensar distinto, miran distinto y sienten distinto. Saben que su vida se modificó, que su día es diferente. Algunos enfermos, al abrir su corazón permiten explorar su ser interno”. 
(Ayer recibí una llamada de una de mis pacientes, apenas eran entendibles las palabras, pero suficientes, “anoche me violaron”, me dijo, después de entrar a su casa y a su corazón, esto que dice el Dr. Kraus resuena en mi interior en otra sintonía, diferente a cuando lo leí por primera vez). 

Continúa diciendo: 

“La mirada, cuando se mira hondo, revela infinidad de caras e imágenes. Imágenes que marcan el alma y la mente de quien observa. Imágenes que siembran ideas que construyen y que evocan encuentros y deseos. Mirar a un enfermo... es una lección médica muy gratificadora. Los gestos, los guiños, las arrugas y las muecas de los enfermos siempre contienen mensajes y siempre son trascendentes. Y es que al mirar nos miramos, y al mirar entendemos lo que siente el paciente... Lo mismo podemos decir de la mirada con la que mira el paciente: buena parte de su vida y de su salud, está inscrita en ella”. 

Hace referencia a la importancia de los sentidos, la expresión, el lenguaje: 

“en ocasiones los dolores no son “lógicos”, ni las molestias siguen una conducta “esperable”, esta dificultad para explicar “lo que se siente” muchas veces no tiene que ver con la clase socioeconómica, ni con el nivel cultural, tan sólo es un reflejo de que “lo que dice” y siente el cuerpo es complicado”.De la vital importancia que da a la autenticidad afirma: “finalmente uno es la cara con la que camina y con la que habla todos los días”. 
Nos lleva de la mano por temas como incertidumbre, confidencialidad, estudio, ética, “el otro”, la relación buberiana yo-tú. Se refiere al diálogo como tratamiento, a un puente de encuentro y de CALIDAD HUMANA. Todo esto como parte de lo que él llama: “el equipaje del médico”: 

“bien entiendo que mientras pasa la vida es momento de parar y observar. Conforme las arrugas de la experiencia marcan la cara de los amigos y la propia, y conforme uno percibe que el tiempo presente no es el tiempo de antes, es momento de reparar. De abrir las maletas y mirar para detenerse. De darle nombre al tiempo pasado, sentido al presente y semillas al futuro. De reflexionar y empacar cuantas veces sea necesario”. 
Aborda la bioética, toca de una forma humana, objetiva, delicados temas como eutanasia, investigación en humanos, transplante de órganos, aborto, vejez, genoma humano, derechos de los pacientes, testamento con vigencia en vida (instrucciones voluntarias del paciente), escasez de recursos, suicidio, premisas difíciles de tocar y para la mayoría de los autores, comprometedores y poco gratos. 

El Doctor Arnoldo Kraus comienza este libro hablando de pretextos: 

“Pretextos en la vida sobran. ... Todos tenemos y todos inventamos nuestros propios pretextos. No hay quien viva sin pretextos e incluso, hay quien afirma que la vida es un pretexto para no morir. ... Es decir, los pretextos, al igual que los seres humanos, tienen dos caras: pueden utilizarse como excusa para no hacer nada o como motivo para decirle “sí” a la vida”. “Según el diccionario, pretexto significa: motivo o causa simulada o aparente que se alega para hacer algo o para excusarse de no haberlo ejecutado”. 
Creo que tanto el escribir, como el deseo de compartir mi humilde opinión con ustedes, el decirlo a otros, también es un pretexto para decírmelo, para mirarme, para escribirme, como bien dice el autor: “Creo que en algún momento de la vida todos deberíamos escribirnos unas cuantas misivas.” 
Es probable que ya esté surgiendo en ti alguna sensación. Ojalá haya sembrado con esta breve reseña la semilla de tu muy personal e inevitable pretexto: para no leer el libro o para encontrar en él tus propias similitudes o tus diferencias. 

El Dr. Kraus culmina su libro con esta frase: 
“El “ser doctor” es una sensación llena de experiencias, alegres y tristes, buenas y malas, dolorosas y satisfactorias. La medicina es un periplo maravilloso que acompaña, que fortifica, que renueva y que tiene la virtud de sembrar un día y deshojar el día siguiente”. 

Yo agrego también mi cierre, el “ser terapeuta gestáltico” también.



                                                       Escrito por: Laura Fernández Torrisi

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