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Naucalpan, Estado de México, Mexico
♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.

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domingo, 26 de agosto de 2012

ANSIEDAD - Un problema serio y contemporáneo - Por: Laura Fernández Torrisi



He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz. 
Jorge Luis Borges


La mayoría de las personas, hemos experimentado en algún momento de nuestra vida síntomas de ansiedad, producto de nuestro diario vivir. Surgen ante la aparición de situaciones nuevas que necesitamos resolver. Ante la incapacidad para hacerlo aparece ésta sensación que puede llegar a ser incontrolable y afectar toda nuestra vida.
La ansiedad normal (esa sensación que comúnmente llamamos “nerviosismo” y la sentimos en algunos momentos, sobre todo ante situaciones nuevas o de cierto riesgo) es parte natural del desarrollo personal, no nos paraliza ni nos impide hacer nada, tanto la ansiedad como la angustia son grandes maestras en nuestro crecimiento. 

Según Kierkegaard, la libertad se da a través de la ampliación de la consciencia de uno mismo y de la capacidad que tenga la persona para responder a las exigencias de la vida. Esto sólo se logra si somos capaces de aventurarnos a tomar nuevas acciones. Por eso menciona que la libertad implica siempre una ansiedad potencial él lo llama "el vértigo de la libertad", existe siempre en cualquier momento  del crecimiento personal y nada se puede lograr a menos que el individuo tenga el coraje de hacer frente y atravesar las inevitables experiencias amenazantes del aislamiento y la ansiedad, tomándolas como posibilidades para crecer.  
La ansiedad puede alterar el sistema nervioso central. Los síntomas pueden ser físicos y emocionales, estar en un estado de alerta constante, exigirnos demasiado a nosotros mismos, excesiva preocupación, incertidumbre, pensamientos obsesivos, (en su mayoría catastróficos). Nace También de un desequilibrio entre lo que soy y lo que "debería ser", del miedo al futuro y a que no sea como yo quiero que sea, de la necesidad de controlar todo lo que pase.
Se puede experimentar una sensación de vacío o “hueco” en el estómago, temblor o cambios de temperatura en manos y piernas (las piernas pueden sentirse muy calientes), opresión en el pecho y la garganta, temblor o endurecimiento de la quijada, contracturas musculares que provocan dolor en el cuerpo, dolor de cabeza, frío (aún cuando el clima esté cálido), alteraciones en el sueño y la alimentación.
Cuando estos síntomas permanecen por más de tres meses y se salen completamente de nuestro control, se convierte en un Trastorno.
Por lo general, una manera de evadir estas desagradables sensaciones es durmiendo o se buscan “satisfactores” externos para disminuir estos síntomas, como la comida y otros que pueden resultar muy peligrosos y convertirse en una adicción, como el beber alcohol, fumar, consumir  drogas o píldoras no recetadas por un médico. Todo esto por supuesto en exceso, es una forma de buscar salidas falsas a una problemática seria que merece atención psicológica, médica o ambas que ayuden a recuperar la tranquilidad y la alegría de vivir.

Dependiendo qué tan severo sea el caso, se debe recurrir a un psicólogo (psicoterapeuta) o a un médico psiquiatra que pueda administrar la medicación adecuada y a la vez el proceso de psicoterapia.
Muchas personas me preguntan cuándo es momento de consultar a un especialista, para comenzar un proceso terapéutico, siempre es momento para cualquier persona que quiera conocerse a sí misma y estar mejor en todos los aspectos de su vida. Para una persona con síntomas de ansiedad, el momento de pedir ayuda es cuando los síntomas se salen de su control. Cuando éstos afectan cualquiera de las áreas de su vida. Cuando se de cuanta que no puede convivir con su familia, que no puede trabajar, socializar, viajar, asistir a reuniones, que se le dificulta hablar con la gente, que tiene miedos que antes no tenía, y no disfruta de cosas que antes disfrutaba. Muchas veces va de la mano con la depresión. 

Cuando los síntomas impiden hacer una vida normal o se está cayendo en comportamientos dañinos y autodestructivos, se debe poner atención, sobre todo escuchar a la gente cercana que nos quiere. Comentarios como por ejemplo “estás comiendo demasiado”, “me doy cuenta que no puedes dormir”, “duermes mucho”, “estás fumando más cada vez”, “estás muy inquieto”, “te preocupas por todo”… etc. Pueden ser el primer indicador y debemos ponerles atención.

Para vencer cualquier tipo de padecimiento, el primer paso es reconocer que tenemos un problema, el segundo, buscar ayuda, informarse sobre dónde y con quien se debe acudir. Recuerda que tu cuerpo te habla, escúchalo para que puedas entender lo que quiere decirte. La sabiduría del cuerpo es infinita, sólo hay que tener la sensibilidad para detectar sus mensajes. 

Escrito por: Laura Fernández Torrisi

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