Con la tecnología de Blogger.

Translate

Datos personales

Mi foto
Naucalpan, Estado de México, Mexico
♆ Dirigido a público en general, con temas seleccionados para el bienestar de la salud emocional, el desarrollo humano y la familia. También a la comunidad de mujeres con ENDOMETRIOSIS.Quisiera aportar, por este medio y contando con mi preparación académica, así como con mi experiencia de vida, y laboral, algo que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de quien lo lea. Servir de orientación para quien desée realizar cambios positivos, o para buscar el apoyo adecuado en el momento que se requiera. PARA TODA PERSONA INTERESADA EN SU CRECIMIENTO PERSONAL.

Seguidores

Buscar este blog

martes, 7 de agosto de 2012

EL LENGUAJE DEL DOLOR - Por: Laura Fernández Torrisi



“El lenguaje es, en sí mismo,
una actividad profunda y espontánea”
Perls, Heferline y Goodman

Un tema recurrente en la sesión terapéutica es el dolor. No solamente el dolor emocional, sino el dolor físico, el del cuerpo, el que a veces no se puede explicar con palabras. El dolor invade la vida, la transforma de un momento a otro, perturba la relación con los otros.
Se experimenta la necesidad de otorgarle un sentido al dolor y se lo vuelve el núcleo del sufrimiento. Entonces el dolor y el sufrimiento se vuelven una forma de instalarse en el mundo. Una forma de identidad, de hablar, de expresar. Una forma de recibir (o exigir) amor, atención, y comprensión de los otros, de quienes no sufren. Puede ser una forma de presentarse ante el mundo, un estandarte, una manera de existir. Puede volverse una moneda de cambio que vale por demostraciones de afecto, necesidad de socialización y compasión. 
Para tratar de explicar el dolor se utilizan metáforas, gestos, comparaciones. Por eso hablo de un lenguaje del dolor y podría definirlo como un arte con tintes poéticos donde la escucha se vuelve también un arte, para entender lo que la persona quiere decir, e interpretar estas analogías donde habla el cuerpo desde el inconsciente profundo. Habla de lo que sentimos, de cómo estamos y de cómo vivimos. 

Algunas frases son como estas: “Es como si la cabeza me apretara”. “Es como si mi pecho se rompiera”. “La panza me quema, me grita por dentro”. “Mi cintura se hunde y se divide”. “Es una punzada que me deja vacía, y no se llena con nada” “Mi pierna no quiere ir junto a la otra”. “Mis brazos no quieren moverse”. “Me siento paralizada por el dolor”. “Mi estómago es como un globo a punto de explotar”. “Mi vida ahora es como una noche oscura”. “Me siento encerrada en un hoyo del que no puedo salir porque todo me duele”. “Me duele vivir”. “El dolor me ahoga, me deja sin aire, me duele respirar” “Me hace gritar” “Me perfora” “Es tan fuerte que quiero vomitar” “No me sostengo sóla”… 
Y estas son palabras de una mujer joven, hablando en su sesión terapéutica de su endometriosis: “Estoy enojada, tengo días muy malos, terribles, porque algo pasó y me enfermé. ¡Estoy enojada! me causa dolor, incertidumbre. Me hace daño, me molesta. Me molesta que haga que todo en mi vida cambie, se interrumpa. Que mi vida sea como una montaña rusa. Me he sentido como una loca. Me cuesta trabajo entender, me frustra. Quisiera que las cosas fueran distintas. Estoy llena de frustración por su culpa”…
Las palabras dicen mucho más de lo que expresan, hay un lenguaje entre líneas, subjetivo, profundo. Simbólicamente está la demanda de amor, la demostración de afectos.

El dolor intenso y constante hace que la persona que lo padece se sienta sola, desvalida, con miedo, impotente ante él y muchas veces se llega a pensar que no vale la pena vivir. Parece quitar la fuerza, las ganas, la fe, el amor, afecta lo que se cree de uno mismo y del mundo. Parece que destruyera todo. 
Somos seres humanos y el dolor nos vuelva vulnerables. Cuando mezclamos el dolor con el sufrimiento es mucho más difícil, el dolor es una sensación física y el sufrimiento es la forma en la que reaccionamos a esta sensación, la manera de reaccionar la elegimos nosotros. Podemos sentir dolor sin sufrir por sentirlo. 
Por eso hablo de la importancia del lenguaje utilizado, porque el terapeuta a través de su minuciosa escucha a una persona enferma y con dolor físico, la acompaña, la guía para que pueda aprender a darse cuenta de sus sentimientos, sensaciones, emociones. A descubrir qué creencias van surgiendo alrededor de ellos; a separarlos, a saber qué actitudes sirven y cuáles son obsoletas. A darse cuenta qué necesita y cómo puede satisfacer estas necesidades.
Junto con el dolor se combinan características físicas, emocionales y mentales, generalmente negativas, hay ausencia de placer y alegría, esto impide que el dolor nos deje. 

El dolor es un lenguaje del cuerpo, un grito no escuchado, si logramos escuchar a nuestro cuerpo, y hacer los cambios que la enfermedad nos pide, muchas veces la enfermedad se cura y el dolor desaparece. Porque la sabiduría está dentro de nosotros, y esa magia que no logran los medicamentos, podemos lograrla cada uno de nosotros.
Es importante este acompañamiento terapéutico para poner cada cosa en su justo lugar. Para que la persona sepa lo sustancial de conocer su enfermedad. Conocer el origen del dolor le permite asumirlo y enfrentarlo de un modo mejor. Si estás sufriendo dolor, no dudes en buscar (sin dejar de lado toda tu ayuda médica) el apoyo de un terapeuta atento, empático, que pueda escuchar más allá de tus palabras. El acompañar de esta manera a quien sufre dolor es una forma de aliviarlo.
 Escrito por: Laura Fernández Torrisi

0 comentarios: