Sinti-Endo

La cotidianeidad hace, a veces, que perdamos de vista las cosas esenciales, por eso, me gustaría poner la mirada en la relación de pareja. Una pareja sólida y bien construida es un fuerte pilar de apoyo mutuo en todo momento.

La auténtica entrega al “nosotros” parece no formar parte del encuentro, como si fuera algo imposible de lograr, pero creo que si cambiamos la mirada hacia nuestro interior para compartirlo con el interior del otro, podremos descubrir un nuevo encuentro, un nuevo brillo, una verdadera esencia en la unión.

Tenemos como personas una tendencia innata hacia la realización, es el principal impulso humano hacia el crecimiento, el desarrollo y la plenitud tanto física como emocional. Si esto se da de manera individual, si cada individuo tiene estas capacidades ¿por qué resulta tan difícil llevarlas a la relación de pareja, a la vida en común? La expresión de sentimientos, la autenticidad de cada uno, la cercanía, el mirar hacia nuestro interior, el escuchar, la empatía y el verdadero compromiso, están cada vez más ausentes. Tal vez porque en nuestro vivir actual, se tiende a lo rápido y fácil (desde la comida, hasta el sexo); a lo superficial, carente de sustento, de valores, de significado y de sentido.

Según el Dr. Orlandoni, Médico Psiquiatra de la Universidad de Buenos Aires, dice que algunos pesimistas opinan que a fines del siglo XX el amor estaría muriendo por la individualidad de las personas, la exagerada ambición de éxito y la intensidad de las presiones y el estrés psicosocial. Las uniones fundamentales en los jóvenes se sustentan en el enamoramiento y el entendimiento sexual sin pretensiones de compromiso, ni de familia. Los novios están juntos mientras dure el amor y el vínculo sólo dura mientras sean felices. A veces estas relaciones incluyen un erotismo sutil o una forma de amistad amorosa con sexo. Al finalizar el segundo milenio, asistimos al renacimiento de las uniones por amor, con sexo y ternura, pasión e intimidad y reparto igualitario del poder.

Considdero que trabajar en la relación de pareja, es trabajar en ese nosotros que se forma de la unión de un Tú y un Yo. Para mí, el problema principal empieza por cada uno de los individuos que conforman. esta unión. Alguna vez leí esta frase de Osho: “Nadie es superior, nadie es inferior, pero tampoco nadie es igual a nadie. La gente simplemente es única, incomparable. Tú eres tú, y yo soy yo. Yo tengo que contribuir mi potencial a la vida tú tienes que contribuir tu potencial a la vida. Yo tengo que descubrir mi propio ser; tú tienes que descubrir tu propio ser”. (www.oshogulaab.con)

Sin emitir un juicio de valor (de bien o mal), en estas circunstancias que hoy vivimos, donde todo tiende al individualismo, parece muy difícil o casi imposible hablar de autorrealización personal y mucho más difícil de una autorrealización “a duo”. Hoy pasamos por una notable crisis de valores, compromiso y verdadera entrega a la relación. 

Según la teoría de Maslow, todos los seres humanos tenemos capacidad de crear, motivación y tendencia hacia la autorrealización. 

Basándome en esta teoría, en las características que Maslow propone para ser una persona autorrealizada, a continuación las menciono y adecúo a la relación de pareja:

-Centrarse en los problemas: 

Que cada uno de los integrantes de la pareja: viva en un campo de referencia y en un marco de valores lo más amplio posible. Esto quiere decir, tener la impresión de estar por encima de las cosas pequeñas, tener un horizonte más grande, un campo de visión más extenso. Hacerse la vida más fácil para sí mismo y también para el compañero o la compañera. Estas actitudes pueden contribuir en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana.

-Soledad: 

Que cada uno: pueda estar solitario sin sentirse a disgusto. Permanecer tranquilo, ser más objetivo, capaz de dormir profundamente, sonreír y reírse, aún en épocas de problemas. Tener iniciativa y tomar sus propias decisiones. Tener más libre albedrío y ser menos dirigible.

· Autonomía: 

Que cada uno: esté motivado por su crecimiento y deje de depender de las circunstancias externas. Significa, estar pendiente de su propio desarrollo y crecimiento, de su potencialidad y recursos latentes. Ser autosuficiente. Dejar de depender de la opinión de otras personas. Dar amor y respeto. 

· Apreciación clara: 

Que cada uno: tenga la capacidad de apreciar los bienes fundamentales de la vida con emoción, placer, asombro. Poseer las experiencias básicas de la vida, que producen éxtasis, inspiración y fortaleza. Considerar los beneficios de la vida con un sentido de buena suerte y gratitud.

· Experiencias cumbre:

“El término experiencia cumbre es una generalización que se refiere a los mejores momentos del ser humano, a los momentos más felices de la vida, a los momentos de éxtasis, de embeleso, de placer, de la más profunda alegría. Encontré que tales experiencias surgen de experiencias estéticas profundas, tales como el éxtasis creativo, los momentos de amor maduro, las experiencias sexuales amorosas, el amor paternal, las experiencias del parto natural, muchas otras.” (Maslow,1990. pág. 66, 88, 89)

Que cada uno pueda experimentar: las emociones, a veces tan fuertes como para poderlas llamar: místicas. Una sensación de horizontes ilimitados, de ser los más poderosos y desvalidos, sensación de éxtasis, emoción y sorpresa, pérdida de noción de tiempo y espacio. Una experiencia natural donde se pierde o se trasciende el yo. 

· Afinidad humana: 

Que cada uno tenga: un profundo sentido de identificación, simpatía y cariño por el ser humano. Afinidad y vinculación. Deseo auténtico de ayudar a la raza humana.

· Relaciones interpersonales:

Que puedan lograr: relaciones interpersonales más hondas y profundas. Más capacidad de fusión, mayor amor, identificación, capacidad de eliminar las fronteras del ego. Vínculos muy profundos con pocos individuos, círculo de amigos reducido. Atraer admiradores y amigos.

· Fines y medios: 

Ambos: pueden estar supeditados a los fines. Pueden disfrutar tanto el camino, como la llegada. Pueden convertir cualquier actividad en un juego, un baile, o cualquier acto de gozo.

· Creatividad: 

Para los dos: es un impulso y una capacidad especiales con las que nacen. Está ligada a la creatividad ingenua de los niños. Es una actitud ante la vida. La creatividad se realiza a sí misma, se emite como luz solar e incide sobre todo lo que tiene vida, se difunde por todas partes, hace crecer (las cosas que pueden crecer. Por lo tanto, ¿qué no se podría hacer con la creatividad en la pareja? 

Una persona creativa celebra la vida, la esencia, la bondad, las capacidades y las potencialidades, propias y de otras personas.

· Humor: 

Los dos consideran: el humor como un aliado, espontáneo y lo apliquen a todas las situaciones de su vida.

· Moral: 

Poseen: moral muy fuerte, niveles de ética bien definidos. (No en el contexto religioso).

· Valores: 

Conservan: amor a la verdad; sentido de justicia; espíritu de cooperación; sentido de responsabilidad personal, servicio al bien común.

· Capacidad para entender el amor, enseñarlo y crearlo: 

Hay en ambos: ausencia de ansiedad, mayor espontaneidad y naturalidad, abandono de defensas, protección contra las amenazas. Significa ser uno mismo, sin expectativas, sin agobio; sentirse amado, querido, seguro.

· Sexualidad: 

Saben que: el sexo y el amor se funden perfectamente. Se puede disfrutar profundamente y también tolerar su ausencia. Se reconoce con libertad.

· Trascendencia de yo: 

Ambos: se reconocen y jerarquizan sus necesidades. Un yo se ensancha para alcanzar al otro.

· Respeto por los demás: 

Pueden: reconocer al otro como una entidad autónoma, separada e independiente. Respetan la dignidad de niños, mujeres y hombres por igual.

Si tomamos en cuenta que según Maslow la motivación tiene sus raíces en la estructura misma del amor, nos damos cuenta que no se trata de egoísmo entre dos, sino de toda la apertura y generosidad posibles. Aprender a dar y a tomar, uno del otro, como pareja en justo equilibrio.

La auténtica libertad de tomar las propias decisiones para vivir de una manera más sólida y existencial. Abrirse al cambio y a la experiencia.

Según mi punto de vista, la pareja se forma de un YO, un TÚ y un NOSOTROS, y para que sea una auténtica relación de pareja, no podemos exceptuar a ninguna de las tres partes. Hacerlo sería absorber uno al otro, quitarle la libertad, la elección, la responsabilidad, crear una relación de dependencia, como la de un niño, sin crecer, donde si uno de los dos se quita, el otro no puede sostenerse. O vivir cada quien su vida paralelamente, sin un proyecto de vida en común. 

No se trata tampoco de la uniformidad de las dos personas, sino de una comunicación franca, sincera, abierta, desde lo profundo. Sin miedo.

Renovar lo cotidiano desde el amor y la creatividad, el sentido del humor, la alegría, la diversión, la intimidad, la sexualidad. Buscar la novedad y nutrirse mutuamente desde las diferencias.

Creo que las parejas pueden aprender y re-aprender tanto en la parte psicológica como emocional y en la manera de comunicarse, para lograr esta autorrealización. 

Es unirse a una aventura donde se construye, se crea día con día, y si se trabaja en ello, la pareja puede poner el escenario para vivir una relación intima, amorosa y apasionada. Si cada uno de los miembros de la pareja, trabaja en su propio desarrollo personal podrán comprometerse en este encuentro para ser verdaderos compañeros de vida. 

Lauro Estrada, psiquiatra dedicado al estudio de la familia y la pareja, menciona como una característica de la capacidad madura para establecer una relación amorosa, la responsabilidad, resalta su importancia como una condición para enamorarse con madurez. Define esta responsabilidad como la posibilidad de reconocer en el otro a un ser humano igual a uno mismo; con la certeza de que todos partimos de la misma raíz humana, con la capacidad de sentir ternura y conservar la propia identidad como punto central en la relación amorosa.

Me parece importante complementar todo lo anterior con la idea de intimidad de Gordon Wheeler, que tiene que ver con la intencionalidad del sujeto y con un estado mental, se trata del fondo y no de la figura. Habla de estar en sincronicidad con otra persona de igual poder durante un período de tiempo determinado, la capacidad de querer la misma cosa o cosas lo bastante cercanas, en forma repetida, la habilidad de moverse juntos para lograr y compartir objetivos de un modo satisfactorio para ambos. Esta intimidad se trata de un aprendizaje que hacemos con otro que se interesa en nuestro mundo interno, un dialogo íntimo.

Mi propuesta personal, como resultado de este trabajo, sería que se pudieran desarrollar ciertas características, desde la propuesta de Maslow, en la relación de pareja, tales como: la capacidad de amar, el respeto por el otro y por uno mismo, y tener la capacidad de fusionarse con el otro y de separarse. Una pareja motivada y autorrealizada aporta bienestar también en la salud, es aquella en la que los dos se permiten tener intimidad, libertad y vida propia. Así como también una rica vida en común en la que ambos se apoyan, disfrutan y se enriquecen mutuamente.

Estas, entre otras muchas cosas, que cada persona podrá identificar, agregar o quitar en su relación, de acuerdo con su experiencia de vida, valores, introyectos, expectativas, proyecto de vida, etc. Sin perder de vista que no existen recetas, cada relación en el momento en que se experimenta, es única. 

Para concluir, Zinker y March, dicen de la intimidad así: “esto sólo ocurre en el ciclo interactivo de la experiencia cuando ambos comparten ritmos dentro de la ubicación del ciclo. Si hacemos una analogía con la música, sería tocar cada quien un instrumento y con su propia partitura, pero por momentos tocar una misma melodía, a dúo”. (en Wheeler, 2005 p.20)

Khalil Gibran dice:

Nacieron juntos y juntos para siempre.

Estarán juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan sus días.

Sí; estarán juntos en la memoria silenciosa de Dios. 

Pero dejen que haya espacio en su cercanía.

Y dejen que los vientos del cielo dancen entre ustedes.

Ámense el uno al otro, pero no hagan del amor una atadura.

Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de sus almas. 

Llenen uno al otro sus copas, pero no beban de una sola copa. 

Dense el uno al otro de su pan, pero no coman del mismo trozo.

Canten y bailen juntos y estén alegres, pero que cada uno de ustedes sea independiente.

Den su corazón, pero no para que su compañero lo tenga,

porque sólo la mano de la Vida puede contener dos corazones.

Y estén juntos, pero no demasiado juntos, 

porque los pilares del templo están aparte.

Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.

Escrito por: Laura Fernández Torrisi